Sábado 12 – domingo 13 de febrero
Como les mencioné antes, hice muchas averiguaciones antes de tomar una decisión final de cómo hacer el recorrido hasta Machu Picchu.
Estamos en temporada de lluvia, entonces los caminos están muy malos, con muchos derrumbes, y a mucha gente que había ido en esos días, les había tocado Machu Picchu todo el día lloviendo, o habían tenido problemas en el camino, o cosas así. Entonces me daba una pereza solo pensar que eso me iba a pasar a mí.
Hay muchas formas para llegar. Se puede hacer el famoso “camino del inca”, consiste en ir caminando como 4 días hasta Machu Picchu. Éste nunca se me pasó por la cabeza, porque me conozco y sé que no iba a soportar todo eso. Además en esta época del año, ese camino creo que está cerrado por tanto derrumbe, pues incluso se han muerto algunas personas en años anteriores.
Otra forma es el “Inka jungle tour”, son también 4 días, por otro camino, una parte en bicicleta, otra parte caminando, y acampando en las noches; ese tampoco me llamaba la atención.
Otra forma es ir en tren, ésta es la más rápida, cómoda y segura; y por ende, obviamente la más costosa. Cuesta 70 dólares solo el tren, sin tener en cuenta la entrada a Machu Picchu que son 40 dólares, el hostal, la alimentación, etc. Entonces esta opción tampoco me servía.
Uno también puede hacerlo todo por su cuenta, sin contratar ningún tour. Ir a la terminal y coger un bus hasta un lugar que se llama Ollantaytambo, luego otro bus hasta Santa María, luego hasta Santa teresa. Luego caminar o coger otro transporte hasta Hidroeléctrica y por último caminar 2 ó 3 horas hasta Aguas Calientes (porque no hay vía hacia allá).
Esta era mi primera opción, sin embargo la descarté por que valía prácticamente lo mismo que el “by car” que hice, y además con el tour tenía la tranquilidad que la agencia se encargaría de todo. Desde recogerme, encontrarme el hostal y hasta la alimentación.
Ese tour incluye: Transporte desde Cusco hasta Hidroeléctrica, 1 desayuno, 1 almuerzo, 1 comida. 1 noche en hostal. Ingreso a Machu Picchu, guía, tren de regreso desde Aguas Calientes hasta Hidroeléctrica, y transporte desde Hidroeléctrica hasta Cusco.
El único inconveniente de este tour, es que solo se puede estar en Machu Picchu medio día, porque el tren desde Aguas Calientes hasta Hidroeléctrica sale a las 2 pm. Pero después de tantos días en Cusco, y ya quererme ir, como que eso no me importaba.
Entonces así lo hice, salimos el sábado a las 8 am, nos recogió una busetica, llegamos hasta Santa María, allí almorzamos; luego hicimos un trasbordo hasta Santa Teresa e hidroeléctrica. Pero les tengo que contar que por ahí 3 horas de este recorrido fueron de terror.
Ni le quise contar esto a mi mamá sino hasta que regresé, yo sabía que iba a ser peligroso, pero no me imaginaba que tanto. El camino es súper estrecho, y la mayor parte de la carretera es descubierta.
A la derecha están las montañas “derrumbándose”, y a la izquierda hay unos precipicios horribles, no les puedo ni explicar la profundidad. Yo trataba de no mirar para que no me diera un infarto. Además había que pasar por encima de quebradas, y yo sentía como que ese carro se iba a voltear.
Había pedazos del camino en que uno tenía que esperar que cayeran las piedras, y alguien avisara para poder pasar, entonces el carro arrancaba como en una carrera “contra la muerte” para que ninguna piedra le cayera encima.
Otros pedazos nos teníamos que bajar para hacer trasbordos, y pasar así también corriendo mientras las piedras iban cayendo. Es como difícil de describir, fue algo emocionante y bacano, pero de verdad miedoso.
Finalmente llegamos a Hidroeléctrica como a las 5 pm, y comenzamos a caminar hasta Aguas Calientes (El pueblito donde uno amanece para ir al día siguiente a Machu Picchu). Yo estaba feliz porque no había llovido en todo el día, me parecía increíble.
Caminamos como 2 horas y algo, y estábamos en Aguas Calientes como a las 7:30 pm. La caminata fue muy agradable, y no se me hizo tan larga, pero cuando llegué, estaba rendida, y comencé a sentir las ampollas en los pies.
Comimos, nos reunimos con el guía para que nos entregara las entradas y nos diera las instrucciones para el día siguiente, y a dormir porque al otro día nos íbamos a levantar a las 3:30 am.
En Machu Picchu hay varias montañas, una de esas se llama Wayna Picchu, es muy alta, y tiene una vista muy linda, entonces toda la gente quiere subir allá. Pero no todo el mundo puede, solo pueden subir las primeras 400 personas que lleguen a hacer la fila en la entrada a Machu Picchu.
Entonces por eso nos teníamos que levantar tan temprano, para poder alcanzar a estar entre los primeros 400 en la fila.
A las 4 de la mañana empezamos a caminar. Se llega a una primera inspección donde revisan los tiquetes, pero qué rabia, esa puerta solo la abren a las 5 de la mañana, entonces nos tocó esperar un raro.
Toda la gente haciendo una fila larguísima. Es una carrera por que también suben buses desde las 5 am (8 dólares). Entonces la gente que va caminando, literalmente corre para poder llegar antes que la gente de los buses.
De haber sabido que iba a ser tan horrible me hubiera ido en bus, pero como ya me he ejercitado tanto en el viaje, me creí súper guapita. Pero no se imaginan qué cosa tan horrible. Yo pensaba que nunca iba a llegar.
No era muy lejos, fue por ahí una hora caminando, pero todo era subiendo, y con semejante altura yo ya sentía que no podía ni respirar, toda la gente se me adelantaba, era tan desesperante.
Hasta que bueno, por fin llegué y alcancé a estar entre los primeros 400.
Como ya había hecho varios tours en Cusco, ya conocía un poquito de las construcciones y la historia de. Los incas. Pero estar allá era una cosa tan diferente, tan especial. Realmente difícil de describir.
Lo que se ve en las fotos no es nada para lo que se percibe, lo que se siente estando allá. Como que con algo tan majestuoso, tan imponente, la gente estorba. El silencio, todo inspira como un respeto. Es una energía tan especial, tan diferente, yo no sé a qué atribuírsela, pero uno se quisiera quedar allá.
Fui tan feliz de que realmente me gustara, como no tenía muchas expectativas, todo me sorprendió tanto. Además me sentía tan feliz porque el día fue perfecto, sin una nube, totalmente despejado para poder ver y disfrutar todo.
Sin una gota de lluvia, esta vez sí que menos lo podía creer. Eso era lo que más pereza me daba, que lloviera y no pudiera disfrutar de ese día. Pero el clima fue un regalito. Fui tan afortunada, creo que fueron los primeros días que no llovía desde hacía mucho tiempo.
Hay dos horarios para subir a Wayna Picchu, el primero a las 7 am, y el segundo a las 10 am. Son por ahí otros 40 minutos “escalando”, porque parece una pared. Ahora que lo pienso, no sé cómo lo logré.
Mejor dicho, esa subidita hace un tiempo al Tayrona (en la que casi lloré) no fue nada comparado con este día.
Arriba en Wayna Picchu, todo se ve hermoso, es increíble estar allá arriba, qué sentimiento tan especial. Allá sí que me quería quedar, me acosté un rato, sentí, disfruté, agradecí. Hubo momentos en los que incluso quería como llorar de la emoción. Poder hacer una cosa de esas de verdad es un regalito de la vida.
Pero bueno, había que volver a la realidad, debía bajar porque tenía que coger el tren. Ya mis pies no daban más, y la bajada fue peor. Aunque esa mañana me había puesto curitas por todas partes.
Aunque intenté bajar lo más rápido posible, me demoré más para bajar que para subir, increíble; pero me dolían tanto los pies, que para dar cada paso tenía que tomar impulso.
Y preciso, llegué al hostal, donde nos habíamos quedado de encontrar con el guía para coger el tren, y ya se había ido, me dejó el tren. Pueden creerlo????
Pues yo no lo podía creer, estaba desesperada, casi me pongo a llorar. No me quería quedar otra noche allá, en realidad me hubiera encantado, pero eso significaba retrasar más mi viaje a Bolivia, y ya estaba contra el tiempo.
Alguien se apiadó de mí y me dijo que salía otro tren en unos minutos, que fuera que de pronto me cambiaban el tiquete; y ya no me importaron los pies y salí corriendo, literalmente. Llegué a la estación, y se habían quedado como otras 10 personas del tour, a todos nos pasó lo mismo, entonces ya descansé.
Logramos que nos cambiaran el tiquete y arrancamos. Ese fue un momento de tanta felicidad, no se imaginan; saber que ya iba a poder continuar con mi destino y que todo había salido tan bien en Machu Picchu.
Después del tren, volvimos a coger una busetica, y llegamos a Cusco como a las 10 pm. Evidentemente, estaba lloviendo, jeje. Pero bueno, ya sabía que al día siguiente me iba, entonces me acosté a dormir muy feliz, y disfruté mucho poder descansar después de todo ese esfuerzo.
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