Martes 15 - Lunes 21 de febrero
De Puno (Perú) salí a las 2 pm hasta Copacabana (Bolivia), eran como 4 horas de viaje, incluyendo el cruce de la frontera. Inmediatamente se siente el cambio incluso en los buses, éste ya era un bus viejo, acabado, obviamente sin baño, etc.
En la frontera no hubo ningún problema, me sellaron el pasaporte, y seguimos. Llegamos a Copacabana, que es una ciudad muy linda en Bolivia, donde está el lago Titicaca y hay varias cosas para hacer y lugares para visitar.
Yo pensaba quedarme ahí de pronto una noche, pero les cuento que ya tenía tantas ganas de llegar a Buenos Aires, que mejor desistí de la idea; sin embargo sé que en algún momento debo volver a Bolivia para hacer muchas cosas que me faltaron.
Ese recorrido fue súper lindo, el paisaje es hermoso, nunca me hubiera imaginado que iba a ver todo eso en ese país. Pero bueno, ahí en Copacabana cogí otro bus hasta La Paz, como otras 4 horas.
El bus llega hasta una parte que se llama desaguadero. Y ahí la gente se fue bajando, yo pensé que iban al baño o algo así, pero no, todos se fueron montando a un barquito para atravesar el lago, y después seguir en el bus otra vez. Y el bus también pasó el lago en otra embarcación.
Finalmente llegué a La Paz, cogí un taxi hasta un hostal que me habían recomendado, pero estaba lleno, entonces le dije al taxista que me esperara y me fui corriendo a otro que quedaba a la vuelta a preguntar.
Y en ese momento me pasó una cosa súper charra, qué rabia que nadie estaba conmigo para que me viera y me gozara. Como iba corriendo tan concentrada, no vi una alcantarilla con un súper hueco, y me caí. Se me metió toda la pierna como hasta la nalga, fue taaaaaan charro. Me tocó reírme sola.
Pero no me aporrié, no se preocupen. Le tomé foto al hueco para que se imaginen la situación y se rían conmigo.
En fin, llegué al otro hostal y allí sí había espacio. En dormitorio, costaba 40 bolivianos. Les cuento entonces de la moneda boliviana. Qué enredo con tantas monedas que ya tengo en la cabeza.
1 dólar son como 7 bolivianos. O sea que el hostal valía como 6 dólares más o menos. Nada!!! Porque era un hostal súper bueno. Y ahí empecé a sentirme rica en Bolivia, jeje.
De verdad que todo es muy, muy barato. Y qué pesar, toda la gente allá es todo el tiempo quejándose que por que todo es súper caro, se mantienen haciendo huelgas y protestas por todo, todo el tiempo.
Les cuento un poquito del hostal. Hay varios tipos de hostales, unos muy familiares, otros como muy para estar rumbiando todo el tiempo, otros más tranquilos. Este era uno de la segunda categoría.
Estaba lleno de europeos, y en el hostal había un súper bar, entonces había gente que ni salía de ahí todo el tiempo, qué horror. Me parecían tan bobos todo el tiempo borrachos y ahí encerrados. Pero bueno, a mi no me afectaba mucho porque igual el bar estaba ubicado estratégicamente para no afectar al resto del hostal.
El desayuno estaba incluido, aunque era solo pancitos, café con leche, o té y cosas así; pero bueno, algo es algo. Había una salita de tv. Wifi, agencia turística, y hasta un saloncito pequeño como una peluquería. Muy bacano todo. (Pueden observar también lo ordenados que se mantienen los cuartos en todo momento).
Les cuento que en La Paz no hay mucho por hacer realmente. Lo más turístico son los mercados, la casa del presidente, algunos eventos como “lucha de cholitas”. Las cosas lindas están es en los alrededores.
La lucha de cholitas es como una pelea entre mujeres, se supone que es algo gracioso. Pero no me llamó la atención ir porque sentía que iba a ser como un circo, como que ellas se exponen para que la gente se divierta, y eso no me parece, entonces no fui.
Caminé por algunos lugares, algunos agradables, otros no tanto, o por lo menos a mi no me pareció. Hay mucha congestión todo el tiempo; y por cierto, algo muy importante, la gente poco querida, me pareció tan extraño eso.
Después de haber visto gente tan amable en los otros países, esperaba encontrar lo mismo acá, pero no. Mucha gente ni responde cuando se le pregunta algo, o ni hablan, responden moviendo la cara.
Obviamente no todos, también encontré gente amable, pero en comparación con otras partes, la gente no es tan querida. Y hablando con otras personas, pude comprobar que mi sensación era real, al parecer todo el mundo tiene la misma percepción.
Un día fui a un mercado muy famoso, se llama el mercado del Alto. Solo lo hacen los jueves y los domingos. Me lo habían recomendado Cecilia y Victoria, las amigas que conocí en Cusco.
Tenía un poquito de susto porque es muy peligroso, roban mucho, pero quería ir a mirar; y una vez allá como que era difícil venirse, había de todo, y todo súper barato, dicen que venden hasta órganos humanos, no sé si es una leyenda urbana, pero fácilmente podría ser así.
Luego me fui a coger un bus para Coroico, porque mi amiga Miranda estaba allá entonces no iba a perder la oportunidad de ir a visitarla estando tan cerca. Miranda es una amiga Suiza que conocí en Colombia y habíamos quedado de encontrarnos en algún lugar cuando yo hiciera mi viaje.
Coroico es un pueblo como a 2 horas de La Paz, calientico (todo el mundo que había ido allá, me había dicho que era hermoso, pero que habían muchos mosquitos, entonces me fui preparada con el repelente).
Casualmente me encontré a Miranda en el parque del pueblo, me dio una felicidad verla. No se imaginan lo emocionante que es ver a alguien conocido en un viaje de estos, porque uno se siente como más cerca.
Además era súper bueno porque íbamos a poder conversar y desatrasarnos de muchas cosas.
Miranda lleva 1 año y 2 meses viajando, la admiro tanto. Y decidió ir unos días a este pueblito a un lugar bien tranquilo y desconectarse un poquito de hostales y eso. Entonces hacía dos semanas que estaba ahí en una “eco-aldea”,
Llegamos a la finca, era un lugar muy especial, todo totalmente natural y ecológico, desde la comida, hasta el baño. En el lugar viven unos hare krishna, muy interesante su filosofía, pero también muy complicada para mí.
Todo muy natural y saludable, pero con ciertas normas que yo no comparto ni entiendo. Fue bacano conocer y compartir un poco de eso, traté de disfrutar mucho y aprender ciertas cosas, pero un día fue suficiente para mí.
Prácticamente no había luz, solo comimos granos y frutas, el agua era helada, entre otras cosas. Es un espacio muy bueno para el descanso y la reflexión, pero en este momento del viaje, que me siento ya tan cansada (aunque todavía debo estar sintiendo la ida a Machu Picchu). Quiero más comodidad.
Miranda se iba a quedar allí otros días, pero la convencí y nos fuimos para La Paz, llegamos al mismo hostal donde llegué al principio, que incluso ella me había recomendado pues se había quedado ahí antes.
En el trayecto desde Coroico hasta la Paz, estaba nevando, de hecho ha nevado mucho últimamente. No les parece muy charro?? Nunca me imaginé que iba a venir a conocer la nieve en Bolivia. Parecía una niña chiquita mirando por la ventana del bus. Todo se veía hermoso. Pero bueno, se imaginarán el frío también.
Miranda y yo pasamos juntas unos días muy buenos, no hicimos mucho en realidad, descansamos más que cualquier cosa, bueno, y comimos mucho. En La Paz también hace mucho frío, entonces da más hambre. O será una excusa para todo lo que he comido???
Un día fuimos a cine, 10 bolivianos la boleta, y se podía ver dos películas, imagínense. Entonces, obvio, hicimos noche de cine.
Lamentablemente, no puedo contarles mucho acerca de Bolivia pues no me quedé muchos días ni visité muchos lugares. Entonces no quiero generalizar con algunas observaciones, porque obviamente lo que conocí fue solo una pequeñísima parte, de sus lugares, su gente, sus costumbres.
En todo caso les cuento ciertas apreciaciones. Par comenzar, no me imaginaba que iba a ver paisajes taaaaaaaan hermosos. Desde que uno entra al país, se sorprende. El lago Titicaca es impresionante, precioso.
Y hay muchísimos otros sitios hermosos, el salar de Uyuni, La isla del sol, la isla de la luna, muchas lagunas, etc. Es un país muy rico geográficamente.
Sin embargo, La Paz, que fue la única ciudad en la que estuve, como la mayoría de capitales, es una ciudad muy agitada, ruidosa, congestionada.
Se ven cosas muy particulares, carteles como este, o “Prohibido escupir” que estaba en todos los buses, o como éste:
Como les mencioné antes, todo es muy barato. Las cosas valen en promedio la mitad que en Colombia, más o menos. Y así mismo son los salarios de las personas, entonces obviamente hay mucha inconformidad entre los bolivianos.
Bueno, hasta acá entonces con Bolivia. Ahora que lo pienso, probablemente no disfruté mucho de este país, debido a la ansiedad que tenía por llegar a Argentina. Entonces puede que mis observaciones no hayan sido muy objetivas.
Finalmente debía arrancar para Argentina, me emocionaba tanto, pero esta vez sí que tenía más sustico. Debía llegar hasta la frontera que se llama Villazón, y allí cruzar a Argentina.
Desde La Paz hasta Villazón son 18 horas, no es mucha distancia en realidad, pero las carreteras no son muy buenas entonces se demora mucho el recorrido. Y adivinen…, estos buses no tienen baño!!!, obviamente hacen paradas, pero esto me aterrorizaba.
La sola idea me hacía dar ganas de orinar. Hubo muchos trayectos anteriores en los que ni siquiera utilicé el baño del bus, pero esta vez, solo saber que no había baño era como un diurético para mí.
Había otra forma de llegar hasta Villazón, y era coger un tren en una ciudad cercana a La Paz, pero fue imposible conseguir un tiquete, en esta época del año estaban súper agotados. Y precisamente el tren tiene mucha demanda por lo que les conté de los buses y las rutas.
Entonces pues no había de otra, me tocaba coger ese bus. El bus salía de La Paz a las 7 pm, cuando llegué a la terminal fui a guardar la maleta al bus y dejar todo listo, y esperar que faltara un minuto para ir al baño la última vez.
Efectivamente fui al baño como a las 6:59, nunca me imaginé que el bus saliera tan puntual, pero claro, llegué y ya había arrancado. Pueden creerlo???
Otra vez me dejaba mi trasporte. Pero esto sí que no me podía pasar, ahí iba mi maleta, entonces literalmente corrí detrás del bus, todavía estaba dentro de la terminal afortunadamente y bueno, lo alcancé.
Pero desde ese momento el conductor me odió. Me regañó. Jeje. Como a la media hora paró en otra terminal y como vi la oportunidad me bajé al baño otra vez porque tenía que aprovechar para eliminar cualquier gotica, y me volvió a regañar, qué rabia, como que me contabilizaba las idas al baño.
Fue un viaje horrible, sentí ganas de orinar todo el tiempo, y claro cuando nos bajábamos, no orinaba nada. Ay no, qué desespero. Lo recuerdo y como que me dan ganas de ir al baño otra vez.
Bueno, finalmente llegué, gracias a Dios. Villazón es una ciudad fronteriza; y como la mayoría de ciudades fronterizas, no muy interesante
Fue un poco tensionante, porque todo el mundo cuenta historias de la frontera boliviana, hay mucha corrupción y generalmente a la gente le cobran multas (inventadas) por que les falta un sello, un papel, una firma o cualquier cosa.
Casi que no nos atienden, porque qué desorden, la gente ahí haciendo fila y los empleados yo no sé donde haciendo qué. Pero bueno, me sellaron el pasaporte sin problema y como que descansé.
Seguí caminando varias cuadras hasta la frontera argentina. Gracias a Dios, era mi última frontera. Allí todo fue muy diferente. Me hicieron unas pocas preguntas muy amablemente y me dieron un permiso por 90 días.
Esa ciudad se llama La Quiaca, tampoco muy interesante. Me fui derechito para la terminal a tratar de decidir qué hacer.
En un principio pensaba conocer algunas ciudades en el norte argentino y así cortar un poco el viaje, por que duraba como 30 horas desde La Quiaca hasta Buenos Aires.
Pero me puse a pensar, y lo único que quería hacer ya era llegar a Buenos Aires; además, seguir conociendo más lugares, implicaba seguir gastando más plata, y a estas alturas, ya no me podía dar ese lujo, pues sé que es plata que necesitaré mientras me instalo bien en BA.
Cogí un bus que salía a las 4:30 pm, costó 315 pesos argentinos. O sea como 160 mil pesos. El bus hacía un trasbordo en una ciudad a 6 horas de ahí que se llama Jujuy. Allí nos bajamos y esperamos el otro bus que salió como a las 12 de la noche.
En este nuevo bus, tuve uno de los mejores compañeros de viaje, Andrés. Y gracias a Dios lo encontré, porque yo ya venía sintiéndome ansiosa, pero él me dio muchas recomendaciones y me contó muchas cosas importantes como para irme contextualizando en Argentina.
Andrés es un argentino que estaba de vacaciones en Bolivia y Perú, y ya se estaba devolviendo para Buenos Aires. Este fue un viaje súper agradable. Tenía tantas emociones, no podía creer que ya fuera para mi destino final después de toda esta travesía.