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martes, 8 de marzo de 2011

Bolivia







Martes 15 - Lunes 21 de febrero

De Puno (Perú) salí a las 2 pm hasta Copacabana (Bolivia), eran como 4 horas de viaje, incluyendo el cruce de la frontera. Inmediatamente se siente el cambio incluso en los buses, éste ya era un bus viejo, acabado, obviamente sin baño, etc.


En la frontera no hubo ningún problema, me sellaron el pasaporte, y seguimos. Llegamos a Copacabana, que es una ciudad muy linda en Bolivia, donde está el lago Titicaca y hay varias cosas para hacer y lugares para visitar.

Yo pensaba quedarme ahí de pronto una noche, pero les cuento que ya tenía tantas ganas de llegar a Buenos Aires, que mejor desistí de la idea; sin embargo sé que en algún momento debo volver a Bolivia para hacer muchas cosas que me faltaron.

Ese recorrido fue súper lindo, el paisaje es hermoso, nunca me hubiera imaginado que iba a ver todo eso en ese país. Pero bueno, ahí en Copacabana cogí otro bus hasta La Paz, como otras 4 horas.

El bus llega hasta una parte que se llama desaguadero. Y ahí la gente se fue bajando, yo pensé que iban al baño o algo así, pero no, todos se fueron montando a un barquito para atravesar el lago, y después seguir en el bus otra vez. Y el bus también pasó el lago en otra embarcación.

Finalmente llegué a La Paz, cogí un taxi hasta un hostal que me habían recomendado, pero estaba lleno, entonces le dije al taxista que me esperara y me fui corriendo a otro que quedaba a la vuelta a preguntar.

Y en ese momento me pasó una cosa súper charra, qué rabia que nadie estaba conmigo para que me viera y me gozara. Como iba corriendo tan concentrada, no vi una alcantarilla con un súper hueco, y me caí. Se me metió toda la pierna como hasta la nalga, fue taaaaaan charro. Me tocó reírme sola.


Pero no me aporrié, no se preocupen. Le tomé foto al hueco para que se imaginen la situación y se rían conmigo.

En fin, llegué al otro hostal y allí sí había espacio. En dormitorio, costaba 40 bolivianos. Les cuento entonces de la moneda boliviana. Qué enredo con tantas monedas que ya tengo en la cabeza.

1 dólar son como 7 bolivianos. O sea que el hostal valía como 6 dólares más o menos. Nada!!! Porque era un hostal súper bueno. Y ahí empecé a sentirme rica en Bolivia, jeje.

De verdad que todo es muy, muy barato. Y qué pesar, toda la gente allá es todo el tiempo quejándose que por que todo es súper caro, se mantienen haciendo huelgas y protestas por todo, todo el tiempo.

Les cuento un poquito del hostal. Hay varios tipos de hostales, unos muy familiares, otros como muy para estar rumbiando todo el tiempo, otros más tranquilos. Este era uno de la segunda categoría.

Estaba lleno de europeos, y en el hostal había un súper bar, entonces había gente que ni salía de ahí todo el tiempo, qué horror. Me parecían tan bobos todo el tiempo borrachos y ahí encerrados. Pero bueno, a mi no me afectaba mucho porque igual el bar estaba ubicado estratégicamente para no afectar al resto del hostal.

El desayuno estaba incluido, aunque era solo pancitos, café con leche, o té y cosas así; pero bueno, algo es algo. Había una salita de tv. Wifi, agencia turística, y hasta un saloncito pequeño como una peluquería. Muy bacano todo. (Pueden observar también lo ordenados que se mantienen los cuartos en todo momento).


Les cuento que en La Paz no hay mucho por hacer realmente. Lo más turístico son los mercados, la casa del presidente, algunos eventos como “lucha de cholitas”. Las cosas lindas están es en los alrededores.


La lucha de cholitas es como una pelea entre mujeres, se supone que es algo gracioso. Pero no me llamó la atención ir porque sentía que iba a ser como un circo, como que ellas se exponen para que la gente se divierta, y eso no me parece, entonces no fui.


Caminé por algunos lugares, algunos agradables, otros no tanto, o por lo menos a mi no me pareció. Hay mucha congestión todo el tiempo; y por cierto, algo muy importante, la gente poco querida, me pareció tan extraño eso.

Después de haber visto gente tan amable en los otros países, esperaba encontrar lo mismo acá, pero no. Mucha gente ni responde cuando se le pregunta algo, o ni hablan, responden moviendo la cara.

Obviamente no todos, también encontré gente amable, pero en comparación con otras partes, la gente no es tan querida. Y hablando con otras personas, pude comprobar que mi sensación era real, al parecer todo el mundo tiene la misma percepción.

Un día fui a un mercado muy famoso, se llama el mercado del Alto. Solo lo hacen los jueves y los domingos. Me lo habían recomendado Cecilia y Victoria, las amigas que conocí en Cusco.

Tenía un poquito de susto porque es muy peligroso, roban mucho, pero quería ir a mirar; y una vez allá como que era difícil venirse, había de todo, y todo súper barato, dicen que venden hasta órganos humanos, no sé si es una leyenda urbana, pero fácilmente podría ser así.

Luego me fui a coger un bus para Coroico, porque mi amiga Miranda estaba allá entonces no iba a perder la oportunidad de ir a visitarla estando tan cerca.  Miranda es una amiga Suiza que conocí en Colombia y habíamos quedado de encontrarnos en algún lugar cuando yo hiciera mi viaje.

Coroico es un pueblo como a 2 horas de La Paz, calientico (todo el mundo que había ido allá, me había dicho que era hermoso, pero que habían muchos mosquitos, entonces me fui preparada con el repelente).

Casualmente me encontré a Miranda en el parque del pueblo, me dio una felicidad verla. No se imaginan lo emocionante que es ver a alguien conocido en un viaje de estos, porque uno se siente como más cerca. 

Además era súper bueno porque íbamos a poder conversar y desatrasarnos de muchas cosas.
Miranda lleva 1 año y 2 meses viajando, la admiro tanto. Y decidió ir unos días a este pueblito a un lugar bien tranquilo y desconectarse un poquito de hostales y eso. Entonces hacía dos semanas que estaba ahí en una “eco-aldea”,

Llegamos a la finca, era un lugar muy especial, todo totalmente natural y ecológico, desde la comida, hasta el baño. En el lugar viven unos hare krishna, muy interesante su filosofía, pero también muy complicada para mí.


Todo muy natural y saludable, pero con ciertas normas que yo no comparto ni entiendo. Fue bacano conocer y compartir un poco de eso, traté de disfrutar mucho y aprender ciertas cosas, pero un día fue suficiente para mí.

Prácticamente no había luz, solo comimos granos y frutas, el agua era helada, entre otras cosas. Es un espacio muy bueno para el descanso y la reflexión, pero en este momento del viaje, que me siento ya tan cansada (aunque todavía debo estar sintiendo la ida a Machu Picchu). Quiero más comodidad.

Miranda se iba a quedar allí otros días, pero la convencí y nos fuimos para La Paz, llegamos al mismo hostal donde llegué al principio, que incluso ella me había recomendado pues se había quedado ahí antes.

En el trayecto desde Coroico hasta la Paz, estaba nevando, de hecho ha nevado mucho últimamente. No les parece muy charro?? Nunca me imaginé que iba a venir a conocer la nieve en Bolivia. Parecía una niña chiquita mirando por la ventana del bus. Todo se veía hermoso. Pero bueno, se imaginarán el frío también.


Miranda y yo pasamos juntas unos días muy buenos, no hicimos mucho en realidad, descansamos más que cualquier cosa, bueno, y comimos mucho. En La Paz también hace mucho frío, entonces da más hambre. O será una excusa para todo lo que he comido???


Un día fuimos a cine, 10 bolivianos la boleta, y se podía ver dos películas, imagínense. Entonces, obvio, hicimos noche de cine.

Lamentablemente, no puedo contarles mucho acerca de Bolivia pues no me quedé muchos días ni visité muchos lugares. Entonces no quiero generalizar con algunas observaciones, porque obviamente lo que conocí fue solo una pequeñísima parte, de sus lugares, su gente, sus costumbres.

En todo caso les cuento ciertas apreciaciones. Par comenzar, no me imaginaba que iba a ver paisajes taaaaaaaan hermosos. Desde que uno entra al país, se sorprende. El lago Titicaca es impresionante, precioso.
Y hay muchísimos otros sitios hermosos, el salar de Uyuni, La isla del sol, la isla de la luna, muchas lagunas, etc. Es un país muy rico geográficamente.

Sin embargo, La Paz, que fue la única ciudad en la que estuve, como la mayoría de capitales, es una ciudad muy agitada, ruidosa, congestionada.


Se ven cosas muy particulares, carteles como este, o “Prohibido escupir” que estaba en todos los buses, o como éste:


Como les mencioné antes, todo es muy barato. Las cosas valen en promedio la mitad que en Colombia, más o menos. Y así mismo son los salarios de las personas, entonces obviamente hay mucha inconformidad entre los bolivianos.

Bueno, hasta acá entonces con Bolivia. Ahora que lo pienso, probablemente no disfruté mucho de este país, debido a la ansiedad que tenía por llegar a Argentina. Entonces puede que mis observaciones no hayan sido muy objetivas. 

Finalmente debía arrancar para Argentina, me emocionaba tanto, pero esta vez sí que tenía más sustico. Debía llegar hasta la frontera que se llama Villazón, y allí cruzar a Argentina.

Desde La Paz hasta Villazón son 18 horas, no es mucha distancia en realidad, pero las carreteras no son muy buenas entonces se demora mucho el recorrido. Y adivinen…, estos buses no tienen baño!!!, obviamente hacen paradas, pero esto me aterrorizaba.

La sola idea me hacía dar ganas de orinar. Hubo muchos trayectos anteriores en los que ni siquiera utilicé el baño del bus, pero esta vez, solo saber que no había baño era como un diurético para mí.

Había otra forma de llegar hasta Villazón, y era  coger un tren en una ciudad cercana a La Paz, pero fue imposible conseguir un tiquete, en esta época del año estaban súper agotados. Y precisamente el tren tiene mucha demanda por lo que les conté de los buses y las rutas.

Entonces pues no había de otra, me tocaba coger ese bus. El bus salía de La Paz a las 7 pm, cuando llegué a la terminal fui a guardar la maleta al bus y dejar todo listo, y esperar que faltara un minuto para ir al baño la última vez.

Efectivamente fui al baño como a las 6:59, nunca me imaginé que el bus saliera tan puntual, pero claro, llegué y ya había arrancado. Pueden creerlo???

Otra vez me dejaba mi trasporte. Pero esto sí que no me podía pasar, ahí iba mi maleta, entonces literalmente corrí detrás del bus, todavía estaba dentro de la terminal afortunadamente y bueno, lo alcancé.

Pero desde ese momento el conductor me odió. Me regañó. Jeje. Como a la media hora paró en otra terminal y como vi la oportunidad me bajé al baño otra vez porque tenía que aprovechar para eliminar cualquier gotica, y me volvió a regañar, qué rabia, como que me contabilizaba las idas al baño.

Fue un viaje horrible, sentí ganas de orinar todo el tiempo, y claro cuando nos bajábamos, no orinaba nada. Ay no, qué desespero. Lo recuerdo y como que me dan ganas de ir al baño otra vez.

Bueno, finalmente llegué, gracias a Dios. Villazón es una ciudad fronteriza; y como la mayoría de ciudades fronterizas, no muy interesante

Fue un poco tensionante, porque todo el mundo cuenta historias de la frontera boliviana, hay mucha corrupción y generalmente a la gente le cobran multas (inventadas) por que les falta un sello, un papel, una firma o cualquier cosa.

Casi que no nos atienden, porque qué desorden, la gente ahí haciendo fila y los empleados yo no sé donde haciendo qué. Pero bueno, me sellaron el pasaporte sin problema y como que descansé.

Seguí caminando varias cuadras hasta la frontera argentina. Gracias a Dios, era mi última frontera. Allí todo fue muy diferente. Me hicieron unas pocas preguntas muy amablemente y me dieron un permiso por 90 días.
Esa ciudad se llama La Quiaca, tampoco muy interesante. Me fui derechito para la terminal a tratar de decidir qué hacer.

En un principio pensaba conocer algunas ciudades en el norte argentino y así cortar un poco el viaje, por que duraba como 30 horas desde La Quiaca hasta Buenos Aires.

Pero me puse a pensar, y lo único que quería hacer ya era llegar a Buenos Aires; además, seguir conociendo más lugares, implicaba seguir gastando más plata, y a estas alturas, ya no me podía dar ese lujo, pues sé que es plata que necesitaré mientras me instalo bien en BA.

Cogí un bus que salía a las 4:30 pm, costó 315 pesos argentinos. O sea como 160 mil pesos. El bus hacía un trasbordo en una ciudad a 6 horas de ahí que se llama Jujuy. Allí nos bajamos y esperamos el otro bus que salió como a las 12 de la noche.

En este nuevo bus, tuve uno de los mejores compañeros de viaje, Andrés. Y gracias a Dios lo encontré, porque yo ya venía sintiéndome ansiosa, pero él me dio muchas recomendaciones y me contó muchas cosas importantes como para irme contextualizando en Argentina.

Andrés es un argentino que estaba de vacaciones en Bolivia y Perú, y ya se estaba devolviendo para Buenos Aires. Este fue un viaje súper agradable. Tenía tantas emociones, no podía creer que ya fuera para mi destino final después de toda esta travesía. 

martes, 1 de marzo de 2011

Machu Picchu




Sábado 12 – domingo 13 de febrero

Como les mencioné antes, hice muchas averiguaciones antes de tomar una decisión final de cómo hacer el recorrido hasta Machu Picchu.

Estamos en temporada de lluvia, entonces los caminos están muy malos, con muchos derrumbes, y a mucha gente que había ido en esos días, les  había tocado Machu Picchu todo el día lloviendo, o habían tenido problemas en el camino, o cosas así. Entonces me daba una pereza solo pensar que eso me iba a pasar a mí.

Hay muchas formas para llegar. Se puede hacer el famoso “camino del inca”, consiste en ir caminando como 4 días hasta Machu Picchu. Éste nunca se me pasó por la cabeza, porque me conozco y sé que no iba a soportar todo eso. Además en esta época del año, ese camino creo que está cerrado por tanto derrumbe, pues incluso se han muerto algunas personas en años anteriores.

Otra forma es el “Inka jungle tour”, son también 4 días, por otro camino, una parte en bicicleta, otra parte caminando, y acampando en las noches; ese tampoco me llamaba la atención.

Otra forma es ir en tren, ésta es la más rápida, cómoda y segura; y por ende, obviamente la más costosa. Cuesta 70 dólares solo el tren, sin tener en cuenta la entrada a Machu Picchu que son 40 dólares, el hostal, la alimentación, etc. Entonces esta opción tampoco me servía.

Uno también puede hacerlo todo por su cuenta, sin contratar ningún tour. Ir a la terminal y coger un bus hasta un lugar que se llama Ollantaytambo, luego otro bus hasta Santa María, luego hasta Santa teresa. Luego caminar o coger otro transporte hasta Hidroeléctrica y por último caminar 2 ó 3 horas hasta Aguas Calientes (porque no hay vía hacia allá).

Esta era mi primera opción, sin embargo la descarté por que valía prácticamente lo mismo que el “by car” que hice, y además con el tour tenía la tranquilidad que la agencia se encargaría de todo. Desde recogerme, encontrarme el hostal y hasta la alimentación.

Ese tour incluye: Transporte desde Cusco hasta Hidroeléctrica, 1 desayuno, 1 almuerzo, 1 comida. 1 noche en hostal. Ingreso a Machu Picchu, guía, tren de regreso desde Aguas Calientes hasta Hidroeléctrica, y transporte desde Hidroeléctrica hasta Cusco.

El único inconveniente de este tour, es que solo se puede estar en Machu Picchu medio día, porque el tren desde Aguas Calientes hasta Hidroeléctrica sale a las 2 pm. Pero después de tantos días en Cusco, y ya quererme ir, como que eso no me importaba.

Entonces así lo hice, salimos el sábado a las 8 am, nos recogió una busetica, llegamos hasta Santa María, allí almorzamos; luego hicimos un trasbordo hasta Santa Teresa e hidroeléctrica. Pero les tengo que contar que por ahí 3 horas de este recorrido fueron de terror.

Ni le quise contar esto a mi mamá sino hasta que regresé, yo sabía que iba a ser peligroso, pero no me imaginaba que tanto. El camino es súper estrecho, y la mayor parte de la carretera es descubierta.

A la derecha están las montañas “derrumbándose”, y a la izquierda hay unos precipicios horribles, no les puedo ni explicar la profundidad. Yo trataba de no mirar para que no me diera un infarto. Además había que pasar por encima de quebradas, y yo sentía como que ese carro se iba a voltear.

Había pedazos del camino en que uno tenía que esperar que cayeran las piedras, y alguien avisara para poder pasar, entonces el carro arrancaba como en una carrera “contra la muerte” para que ninguna piedra le cayera encima.


Otros pedazos nos teníamos que bajar para hacer trasbordos, y pasar así también corriendo mientras las piedras iban cayendo. Es como difícil de describir, fue algo emocionante y bacano, pero de verdad miedoso.

Finalmente llegamos a Hidroeléctrica como a las 5 pm, y comenzamos a caminar hasta Aguas Calientes (El pueblito donde uno amanece para ir al día siguiente a Machu Picchu). Yo estaba feliz porque no había llovido en todo el día, me parecía increíble.

Caminamos como 2 horas y algo, y estábamos en Aguas Calientes como a las 7:30 pm. La caminata fue muy agradable, y no se me hizo tan larga, pero cuando llegué, estaba rendida, y comencé a sentir las ampollas en los pies.

Comimos, nos reunimos con el guía para que nos entregara las entradas y nos diera las instrucciones para el día siguiente, y a dormir porque al otro día nos íbamos a levantar a las 3:30 am.

En Machu Picchu hay varias montañas, una de esas se llama Wayna Picchu, es muy alta, y tiene una vista muy linda, entonces toda la gente quiere subir allá. Pero no todo el mundo puede, solo pueden subir las primeras 400 personas que lleguen a hacer la fila en la entrada a Machu Picchu.

Entonces por eso nos teníamos que levantar tan temprano, para poder alcanzar a estar entre los primeros 400 en la fila.

A las 4 de la mañana empezamos a caminar. Se llega a una primera inspección donde revisan los tiquetes, pero qué rabia, esa puerta solo la abren a las 5 de la mañana, entonces nos tocó esperar un raro.
Toda la gente haciendo una fila larguísima. Es una carrera por que también suben buses desde las 5 am (8 dólares).  Entonces la gente que va caminando, literalmente corre para poder llegar antes que la gente de los buses.

De haber sabido que iba a ser tan horrible me hubiera ido en bus, pero como ya me he ejercitado tanto en el viaje, me creí súper guapita. Pero no se imaginan qué cosa tan horrible. Yo pensaba que nunca iba a llegar.
No era muy lejos, fue por ahí una hora caminando, pero todo era subiendo, y con semejante altura yo ya sentía que no podía ni respirar, toda la gente se me adelantaba, era tan desesperante.

Hasta que bueno, por fin llegué y alcancé a estar entre los primeros 400.


Como ya había hecho varios tours en Cusco, ya conocía un poquito de las construcciones y la historia de. Los incas. Pero estar allá era una cosa tan diferente, tan especial. Realmente difícil de describir.



Lo que se ve en las fotos no es nada para lo que se percibe, lo que se siente estando allá. Como que con algo tan majestuoso, tan imponente, la gente estorba. El silencio, todo inspira como un respeto. Es una energía tan especial, tan diferente, yo no sé a qué atribuírsela, pero uno se quisiera quedar allá.




Fui tan feliz de que realmente me gustara, como no tenía muchas expectativas, todo me sorprendió tanto. Además me sentía tan feliz porque el día fue perfecto, sin una nube, totalmente despejado para poder ver y disfrutar todo.

Sin una gota de lluvia, esta vez sí que menos lo podía creer. Eso era lo que más pereza me daba, que lloviera y no pudiera disfrutar de ese día. Pero el clima fue un regalito. Fui tan afortunada, creo que fueron los primeros días que no llovía desde hacía mucho tiempo.

Hay dos horarios para subir a Wayna Picchu, el primero a las 7 am, y el segundo a las 10 am. Son por ahí otros 40 minutos “escalando”, porque parece una pared. Ahora que lo pienso, no sé cómo lo logré.
Mejor dicho, esa subidita hace un tiempo al Tayrona (en la que casi lloré) no fue nada comparado con este día.

Arriba en Wayna Picchu, todo se ve hermoso, es increíble estar allá arriba, qué sentimiento tan especial. Allá sí que me quería quedar, me acosté un rato, sentí, disfruté, agradecí. Hubo momentos en los que incluso quería como llorar de la emoción. Poder hacer una cosa de esas de verdad es un regalito de la vida.



Pero bueno, había que volver a la realidad, debía bajar porque tenía que coger el tren. Ya mis pies no daban más, y la bajada fue peor. Aunque esa mañana me había puesto curitas por todas partes.

Aunque intenté bajar lo más rápido posible, me demoré más para bajar que para subir, increíble; pero me dolían tanto los pies, que para dar cada paso tenía que tomar impulso.

Y preciso, llegué al hostal, donde nos habíamos quedado de encontrar con el guía para coger el tren, y ya se había ido, me dejó el tren. Pueden creerlo????

Pues yo no lo podía creer, estaba desesperada, casi me pongo a llorar. No me quería quedar otra noche allá, en realidad me hubiera encantado, pero eso significaba retrasar más mi viaje a Bolivia, y ya estaba contra el tiempo.

Alguien se apiadó de mí y me dijo que salía otro tren en unos minutos, que fuera que de pronto me cambiaban el tiquete; y ya no me importaron los pies y salí corriendo, literalmente. Llegué a la estación, y se habían quedado como otras 10 personas del tour, a todos nos pasó lo mismo, entonces ya descansé.


Logramos que nos cambiaran el tiquete y arrancamos. Ese fue un momento de tanta felicidad, no se imaginan; saber que ya iba a poder continuar con mi destino y que todo había salido tan bien en Machu Picchu.

Después del tren, volvimos a coger una busetica, y llegamos a Cusco como a las 10 pm. Evidentemente, estaba lloviendo, jeje. Pero bueno, ya sabía que al día siguiente me iba, entonces me acosté a dormir muy feliz, y disfruté mucho poder descansar después de todo ese esfuerzo. 









viernes, 25 de febrero de 2011

Cusco




Jueves 3 de febrero – Lunes 14 de febrero



Llegué a Cusco el jueves a las 12 del día, con una sensación tan extraña. Me dio mucho pesar irme de Lima, estaba tan contenta allí. Y saber que llegaría a otro nuevo lugar, sin conocer a nadie, sin saber nada, es tan raro lo que se siente; como una emoción y una pequeña angustia al mismo tiempo.


Alguien en el hostal en Lima me había recomendado un hostal en Cusco (por cierto así empiezan la mayoría de las conversaciones con las personas que uno va conociendo; “Y de dónde sos”, “Y para dónde vas”, “Y dónde te quedaste”, “Y cómo hiciste el recorrido” etc.).


Entonces así todo el mundo va recolectando valiosa información para continuar su destino, y además creando nuevas amistades. Se intercambian también miles de correos electrónicos (de los cuales generalmente se usan solo unos cuantos), y se prometen también muchas visitas futuras.


El viaje a Cusco duró 22 horas, fue un viaje muy cómodo y tranquilo, dormí la mayor parte. Y como les he contado, he aprendido a disfrutar de los viajes en bus, se me han convertido en momentos de reflexión, de evaluación y de descanso. 


Llegué a la terminal y le dije a un taxista que me llevara al hostal que me habían recomendado; no lo conocía pero fuimos a buscar, definitivamente no lo encontramos, pero tenía otra opción que me había dado la misma persona, y allá llegué.


Ese sería mi hogar por los próximos 12 días (nunca me imaginé que fuera a ser tanto). Se llama hostal Arco Iris; pregunté por un dormitorio, valía 10 soles; eso era lo que necesitaba. Era un cuarto con dos camas y dos camarotes.


El hostal muy sencillo, administrado por una familia, Luz Marina, la dueña y mamá de 4 niñas, (Samanta de 19 años, Alejandra – 15, Morena – 6 y Mirca – 4 años). Todas las niñas ayudan a su mamá en el hostal, y fueron mis amigas durante todos esos días.


Samanta es una joven muy seria, asume la mayor responsabilidad en el hostal y en el cuidado de sus hermanas mayores; al principio no me parecía muy simpática, pero luego reflexioné y me di cuenta que no debía ser fácil para ella tan joven y tener tantas responsabilidades. Al final terminamos llevándonos muy bien.


Pero mis mejores amigas fueron Morena y Mirca, son unas niñas hermosas, creo que son el mayor atractivo del hostal. Jugamos, conversamos y disfrutamos mucho. Se sabían todas las canciones que se puedan imaginar, entonces cantábamos y bailábamos (yo intentaba!!!).




Apenas me instalé, Luz Marina comenzó a explicarme todo lo que podía hacer en la ciudad. Cusco es una ciudad netamente turística. De hecho la mayoría de los jóvenes estudian turismo, se dice que esa es la carrera del Cusco.

En las calles, por lo menos en la plaza de armas (plaza principal), y sus alrededores, creo que por ahí el 70 u 80 % de las personas son turistas. Es una ciudad tan hermosa, parece como de mentiras.


Entonces esa tarde decidí hacer mi primer tour y distraerme un poco. Hay un “boleto turístico”, que incluye como 16 lugares para visitar, entre museos, sitios arqueológicos, pueblos cercanos, etc.
Ese día hice el “city tour”, un recorrido dentro de la ciudad y los alrededores más cercanos. 



No les he contado todavía del frío taaaaan horrible que hace. Qué desespero!. Cada vez compruebo más que soy una persona totalmente de tierra caliente, puedo decir que “odio” el frío, me da mal genio, me aburre, me da como rabia. Creo que nunca me acostumbraré a él. Siento que es algo inhumano. Y para acabar de ajustar llovía todos los días, qué horror!.

Además la altura afecta muchísimo, son 3400 mets. de altura; y dar así sea un paso, cuesta mucho. Mucha gente se enferma cuando llega. La altura causa dolor de cabeza, problemas para respirar, problemas intestinales; el famoso "soroche", incluso hay unas pastillas con ese nombre que sirven para contrarrestar esos síntomas.

A mí los dos primeros días me dio dolorcito de cabeza, y mucha dificultad para respirar. Y aunque nunca pude acostumbrarme en realidad, por lo menos no tuve ningún sítnoma grave.

El hostal quedaba como a 2 cuadras arriba de la plaza (pero parecían por ahí 80), entonces siempre me demoraba como 2 horas para llegar y terminaba asfixiada.

Esa noche no pude dormir casi, con ese frío, y como con angustia por sentirme tan sola. Y en el cuarto no había mucho con quien hablar. Al día siguiente me fui a hacer otro tour al “Valle Sagrado”.


Es una cosa hermosísima, hay muchos ríos, pueblitos, y sitios con hallazgos incas. Ese fue de todo el día. En la noche llegué muy cansada. Y desesperada con ese frío. Pero encontré en el cuarto a dos personas súper especiales, que se convertirían en grandes protagonistas de mi estadía en Cusco.


Victoria y Cecilia, quienes ahora son mis amigas. Gracias a Dios que las encontré, ayudaron a que esos días fueran muy especiales.

Son dos uruguayas hermosas, felices, simpaticas, sencillas. Están haciendo el viaje de sur a norte. Entonces me dieron mucha información de lo que ya habían hecho por ej. En Bolivia o Argentina, y yo les conté de Perú y Ecuador.

No sé como pasó, pero tuvimos mucha confianza desde el primer momento, creo que somos muy parecidas. Hablamos de todo, desde las cosas más banales, simples y desagradables (que me gustan y disfruto tanto), hasta las cosas más profundas y trascendentales de la vida.

Las dos son “educadoras sociales”, nunca entendí muy bien de que se trataba la carrera, pero el caso es que hacen cosas muy parecidas a lo que yo hago, y tenemos intereses muy similares.

Nos reimos tanto, por cosas tan bobas; pero también reflexionamos sobre muchas otras. La noche que las conocí, ellas llegaban de Machu Picchu, estaban felices, y me contaron toda la experiencia. Pero yo esa noche me sentía súper mal, gracias a Dios me dieron una aromática y eso me ayudó mucho. Aunque esa noche tampoco pude dormir casi.

Al día siguiente las acompañé a un mercado que querían conocer, “el baratillo”. Háganse de cuenta la minorista o algo así, vendían de todo. Yo estaba desesperada, no se podía ni caminar, todo el mundo encima de uno. Y para acabar de ajustar empieza a llover (Tan raro!).

Vimos una cafetería en medio de todo eso, fue como un oasis. Entramos y era un lugar súper lindo. Nos tomamos un café, y mi primera torta de chocolate en Cusco, por que en todos esos días me comi por ahí 20, y es en serio.

Antes de encontrar la cafetería, yo tenía que orinar (como cosa rara), entonces encontramos “un baño” en medio del mercado. Era como un cuartico todo sucio y tenebroso con un hueco en el piso, entonces yo pregunté que donde quedaba el baño de mujeres; pues, que dónde estaba el sanitario, y me dijeron que eso era.

Y Cecilia y Victoria gozándome, por que ellas ya habían visto cosas así en Bolivia, y esta era mi primera vez. No tenía taaaantas ganas de orinar, entonces me aguanté.

Cocinamos juntas, bailamos, cantamos, y hasta cocimos. Victoria era la modista, se pasaba cortando la ropa o modificándola de alguna forma. Cuando ya no tenía nada más para arreglar decía “qué corto, qué corto???”. Tan charra!. Por cierto, siempre me remedaba cuando yo decía que algo era “muy charro”.


Es también profesora de baile, danza moderna y otros ritmos, entonces ya se imaginarán mi emoción. Hasta hicimos una miniclase y hablamos mucho de todo lo que el baile hace en la vida de las personas.

Cecilia, es una mujer súper interesante, como para hablar por horas y horas. Con mucha conciencia social y pasión por las cosas. Me enseñó un poco de la política uruguaya, muy interesante por cierto.

Y además me recomendó varias buenas películas para ver, pues organiza una especie de festival de cine. A propósito, un día teníamos muchas ganas de ver una peli, pero en Cusco no hay cine, pero descubrimos un lugarcito donde proyectan películas. 


Victoria y Cecilia me contagiaron con su energía, con sus sonrisas, con sus sueños. Y ya tengo otro destino para unas próximas vacaciones, Uruguay.

Ellas debían seguir su viaje, entonces hicimos un almuerzo de despedida. Y me dejaron un regalo súper bueno, una chaqueta muy calientica que me ha acompañado todos estos días, porque yo no traje algo caliente de verdad como para este frío. No se imaginan lo que ese regalo me ha ayudado.

Los últimos días en Cusco me encontré también con otras conocidas; ¿recuerdan a las niñas que conocí en el hostal en Lima, las que eran Au pair?. Nos comunicamos e hicimos algunas cosas juntas. Fue muy rico volverlas a ver.


Bueno, después de hacer muchos tours y conocer varias cosas en Cusco (imagínense después de tantos días); el objetivo principal era visitar Machu Picchu. Les tengo que confesar que no me emocionaba mucho la idea. Como que nunca he tenido mucha inclinación por hacer las cosas que todo el mundo hace, y hacerlas solo por eso.

Entonces no tenía muchas expectativas. Sin embargo esperaba que fuera algo especial y no quería ir sola, quería poder compartirlo con alguien. Además, en estos días ha llovido mucho, y ha habido muchos derrumbes, y la verdad es que eso también me daba un poco de susto.

Como les conté, uno siempre intercambia correos electrónicos y sigue en contacto con algunas personas, y con muchas se vuelve a encontrar en alguna parte del camino. Y eso pasó con Mic, lo conocí en Montañita.
Me escribió y me dijo que iba para Cusco, que si quería lo esperara. Entonces me pareció súper buena idea. Me había contado que estaba un poco enfermo, y cuando finalmente llegó a Cusco, creo que la altura lo acabó de enfermar y se puso peor.

Yo ya llevaba varios días allí, pero después de esperarlo, pues no iba a ir sola a Machu Picchu. Después de dos días en cusco él decidió que era mejor ir al médico porque no se estaba mejorando, a pesar que estaba tomando muchos medicamentos, y no me quería poner a mí a esperar más.

Afortunadamente tenía seguro, y hasta lo recogieron en el hostal en ambulancia. Fue tan charro, nunca me imaginé que iba a montar en una ambulancia en Cusco. De hecho creo que fue mi primer paseo en ambulancia.


Llegamos al hospital, y fui tan feliz, había calefacción, wifi, tv, de todo. Lo dejaron hospitalizado dos noches. Entonces obviamente me quedé acompañándolo, (pura conveniencia). Creo que fueron las dos noches más felices en Cusco.

No les he hablado de esto, pero es súper importante. Me siento tan afortunada de estar tan saludable, no he tenido nada raro. La mayoría de la gente que he conocido se ha enfermado de algo, pero a mí no me ha pasado nada afortunadamente.

Cosas normales como una ampolla, un dolorcito de cabeza, o lo de la altura los primeros días en Cusco, pero nada más. Dios sí sabe como hace las cosas. Solo un día de hospitalización costaría como 300 dólares, entonces imagínense.

Mi cuerpo es súper tezo, ha aprendido a acostumbrarse a muchas cosas. Por ejemplo, ya no me dan tantas ganas de orinar todo el tiempo, ni hambre tan seguido. Saben que generalmente como muy poquito pero muchas veces.

Mi estomago se ha manejado súper bien, he aprendido a comer todo lo que pueda cada vez que tengo la oportunidad, porque muchas veces no sé si podré comer rápido otra vez. Y creo que he comido de todo, y nada me ha hecho daño.

Aunque espero poder volver a mis antiguos hábitos apenas me estabilice, por que qué comedera. Con ese frío en cusco, eso era lo único que me provocaba hacer. Y además todo es tan rico, y relativamente tan barato, que es difícil aguantarse las ganas.

Finalmente Mic salió del hospital, y después de mucho averiguar, decidimos hacer “Machu Picchu by car”. Durante todos esos días en Cusco había tenido tiempo suficiente para ir a todas las agencias turísticas y averiguar las diferentes formas de ir. Además de ir recolectando mucha información con la gente que ya lo había hecho.

En la siguiente entrada les contaré todo lo de Machu Picchu. Por ahora les cuento que después de regresar, descansé el siguiente día, por que literalmente me dolía hasta el pelo, y el lunes en la noche salí para Puno, que es la frontera con Bolivia, y donde se encuentra una parte del lago Titicaca.

El viaje desde Cusco hasta Puno dura 7 horas, después de haber montado tanto en bus, esto ya no es nada. Viajé en la noche, y llegué a Puno como a las 6 de la mañana, me fui a conocer la plaza, y a las 9 am me fui a hacer un tour a “Las islas flotantes” en el Lago Titicaca.

Son unas islas artificiales que han construido los Uros, una comunidad indígena. Usan totora para construirlas, son 50 pequeñas islas. En cada una viven varias familias y tienen su propio presidente.
Visitamos algunas islas, y los indígenas muestran sus casas, la forma de construir la isla, sus formas de empleo, etc.


Había una niña hermosa, yo llevaba en el bolso unas uvas (Por cierto, las uvas en Cusco eran gigantes, deliciosas y súper baratas, entonces comí muchas). Le di a la niña unas uvas, y se puso tan feliz, fue un espectáculo en toda la isla, porque la niña (casi sin saber hablar) empezó a gritar “lero lero” y a mostrarle las uvas a todo el mundo, estaba feliz.


A las 2 pm salió el bus hacia Bolivia, recorrido que les contaré más adelante.

















jueves, 24 de febrero de 2011

Reporte

Hola hola. Les escribo solo un poquito para contarles que llegué a Buenos Aires anoche. No puedo creer ya estar acá. Con más tiempo les seguiré informando como va todo. Los quiero.

domingo, 20 de febrero de 2011

Un paréntesis...


Hoy quiero hablarles de algo muy especial, solo por “hablar”. El silencio.

Como se imaginan, durante todo este tiempo he tenido muchos momentos de reflexión y evaluación. Y el estar en silencio llama mucho mi atención, me gusta mucho y lo disfruto. He pensado mucho en el “hablar” y en el “callar”, en lo difícil pero práctico que es encontrar un equilibrio entre esos dos.

Algunos de ustedes sabrán que he tenido una búsqueda para darle prioridad a mis necesidades; para poder reconocerlas y manifestarlas; porque por mucho tiempo no fue así. No les di el valor que tenían (justamente porque eran mías) y simplemente las ponía a un lado dándole prioridad a las de los otros.

Creo que es algo innato en mi, y que seguramente no podré modificar del todo. Además me gusta tener un poco de eso, porque siempre trato de estar consciente del otro y darle su lugar.

Sin embargo, desde hace un tiempo me propuse cambiar un poco esa característica, sabía que eso me iba a hacer sentir más tranquila. Todavía ando en ese proceso. Ha habido algunos intentos fructíferos y otros fallidos. Algunas metidas de pata y otros momentos de alivio.

El viaje me ha servido en gran parte para eso, para poder expresar lo que siento asertivamente; para exponer mis inconformidades y no soportarlas, y así mismo seguir reconociendo y expresando las cosas que me satisfacen.

En una experiencia como estas, viajando sola; si yo no hablo, nadie habla por mí, si yo no me quejo, nadie se queja por mí, si no pregunto, si no agradezco, si no tomo decisiones, nadie lo hace por mí. Entonces imagínense el gran ejercicio que he tenido que hacer.

He tenido momentos de tanto silencio, de querer expresar cosas importantes y no tener a nadie ahí para hacerlo, y simplemente me toca “quedarme callada” o hablar conmigo misma, lo que resulta muy constructivo pero también algunas veces un poco angustiante.

Porque en ocasiones quisiera respuestas, que alguien me dijera qué hacer, que alguien me ayude a tomar decisiones. Sin embargo sé que eso me está construyendo en gran medida. 

Escribir me ha ayudado mucho. No sé si les he contado, pero siempre me encantó escribir, lo disfruto tanto, y siempre lo he hecho para mí. Pero esta ha sido una oportunidad perfecta para compartir, y encontrar en ustedes, una forma de “liberarme”.

Desde siempre he tenido el mejor canal de comunicación, mi mamá. Poder hablar con ella de todo, con todos los detalles, en cualquier momento, sin temor a juicios ni reproches; tener mi “otro yo”.

Y siempre sentir que para ella es tan importante cada pequeña cosa que me pase, y viceversa. Lo mismo sucede con mi hermana; mi regalito, mi angelito, mi aprendiz y maestra en tantos momentos (I love you sis.).

En estos días, mi mamá ha alcanzado una gran meta en su vida. Y no saben cuán orgullosa me siento de ella. Y aunque comparto todos sus logros y alegrías, me gustaría tanto tenerla cerca, abrazarla, demostrarle (aunque yo se que lo sabe) lo orgullosa que estoy, lo afortunada que me siento de ser su hija, de ser su amiga, su cómplice.

Me duele mucho saber que nos estamos cerca físicamente, pero quiero aprovechar este arrebato de trascendentalismo para recordarte mami, cuanto te amo. Cuanto te siento conmigo en todo momento. Vos lo sabés, porque también me sentís, como nadie. 


Gastronomía Peruana


Les había mencionado antes que me encantó la comida de Perú. Es de las más diversas del mundo. Es el país con mayor número de platos típicos. Y está catalogada como una de las mejores del mundo. 

Les voy a contar un poquito de algunas cosas que probé.

Papa a la Huancaina: Esto me encantó, es simplemente papa (porque además hay como mil variedades de papa acá), pero con una salsa deliciosa que tiene queso, galleta, leche, ajo, ají (que no falta en ninguna receta). Me recordó mucho a mi tía Chelito, porque ella le puso este nombre a todas las recetas que hace con papa. Ahora yo me comprometo a enseñarle a hacerla de verdad. Por cierto, mi tía cocina muy rico. 


Ají de Gallina: Tiene también queso, papa, ajo, ají, pan, y gallina obviamente.


Este fue un chuzo muy rico, pero hay otro que se llama Anticucho; es como un chuzo, pero la carne la marinan en algo especial. 

Causa: Me encantó. Es una masa deliciosa hecha con papa amarilla, ají, limón, aceite de oliva; rellena con pollo o carne, o lo que uno quiera.


Palta: El aguacate es súper común, lo hacen con todo. Esto es "Palta a la reina"; tiene pollo en trocitos, verduras y queso. 



Chicha morada: Es maíz morado en agua, con cáscara de piña, canela, clavos. No me gustó mucho la verdad, pero es de las bebidas más comunes; y al parecer tiene muchas propiedades medicinales.


Lo que más me gustó para tomar, y la disfruté hasta el último momento (casi al cruzar la frontera con Bolivia),  fue su gaseosa tradicional, Inka Cola. Qué peye la publicidad, pero de verdad me parece deliciosa. 

Hay cosas a las que no les tomé foto, pero les cuento un poquito.

El ceviche es una de las comidas principales. No me gusta mucho la comida de mar, pero lo probé (no dejé de probar nada) y me pareció muy, muy rico. Literalmente es pescado crudo que se va cocinando en frío en limón.
Se sienten super orgullosos de su ceviche, y de sus limones (al parecer son limones especiales).

Lomo saltado. Son trocitos de carne, con verduras y papas a la francesa; y todo esto lo mezclan. Muy, muy rico. (Dianis, me acordé cuando me invitaste a almorzar esto en tu casa).

Alpaca. Es un animalito parecido a la llama (da lana, y se hacen muchos textiles con ella), es una carne muy tierna y sin grasa. 

No puede faltar el pollo a la brasa, también muy representativo. Otros platos son; Juane, tacacho con cecina, tiradito, entre otros. 

El Pisco es el licor tradicional del país. El pisco sour lo hacen con pisco, clara de huevo, limón, jarabe de goma (es algo dulcecito). Es un coctel muy rico. 

No puedo dejar de mencionar las frutas. Tienen muchísimas que nunca había visto. Aunque igual las de nosotros son muy ricas. 

Bueno, voy a dejar acá. Espero que se antojen de algo. 

lunes, 14 de febrero de 2011

Generalidades Perú...




Hola hola, perdón por estar tan perdida, he tenido muchas ganas de escribir, pero por unos días tuve problemas para entrar a internet. Estaba súper preocupada por que pensé que el computador tenía algún problema grave, pero afortunadamente ya lo solucioné; lo llevé a que me lo revisaran, y era solamente un problema de configuración.

En este momento estoy en Cusco, llevo varios días aquí, ayer fui a Machu Picchu, ese será un capítulo especial. Esta noche salgo para Puno, una ciudad fronteriza con Bolivia.

Por ahora entonces les voy a hablar un poquito acerca de ciertas sensaciones y apreciaciones que me llevo de este país.

Les cuento que Perú, por lo menos lo que alcancé a conocer me gustó mucho, pude darme cuenta que no era lo que yo esperaba para nada. Me llevo muy buenos recuerdos, experiencias y amigos que espero poder volver a ver.

Es un país inmenso, con gente muy linda y amable, con una variedad grandísima de tierra, climas, vegetación. Además, con una gastronomía deliciosa (de eso les hablaré un poco más adelante).

Me encantan los paisajes, he disfrutado mucho los viajes en bus, porque me entretiene mucho estar viendo cosas tan diferentes a las que estoy acostumbrada.


Les había mencionado antes que me he sentido muy ignorante algunas veces, por que tenía unas ideas preconcebidas de muchas cosas; pensaba por ejemplo que aquí me iba a encontrar a todos los personajes de “Laura en America”, o a la “Chola Chabuca” o a “Wendy Sulca”.

Y aunque evidentemente eso también hace parte del país, no es lo esencial; de hecho, muchísimas personas ni siquiera tienen contacto con todo eso.

Especialmente en Lima hay mucho desarrollo, muy buenas universidades, construcciones muy modernas, muchas fuentes de empleo. Le llaman la Ciudad gris, y de hecho, hasta en días muy soleados ese es el color que tiene. No pude saber muy bien, si es por la contaminación, o simplemente la ubicación. Pero no la sentí contaminada.


No puedo explicarles bien por qué, pero me gustó tanto esta ciudad; probablemente ayudó mucho a esta sensación, el hecho de tener el mar tan cerca. Que sea una capital, con tanto desarrollo, tanta diversidad, tantas cosas para hacer, y que tenga mar, para mi fue perfecto.

El sistema de transporte tiene algunas falencias; hay muchísimos carros y no hay pico y placa, entonces hay mucha congestion especialmente en horas pico. Toda la gente pita todo el tiempo, los carros se atraviesan y no hay mucho respeto por el peatón.


Los taxis no tienen taxímetro, y eso puede ser un problema a veces, pero toda la gente tiene la costumbre de preguntar la tarifa siempre antes de montarse, y regatear. Y en general es barato (más que en Colombia) y seguro coger taxis.

No hay buses sino buseticas dentro de la ciudad, se llaman combis. Nunca cogí una, pero es un buen medio de transporte, además muy barato. Y tienen también el “metropolitano” que les conté.
Los buses que van por todo el país, generalmente son de dos pisos, tienen asientos “cama” y “semi cama”. En los trayectos más largos, siempre hay una “azafata”, y dan la alimentación.

El desplazamiento es muy controlado por que todos los buses tienen como un sistema de monitoreo instalado, y por ejemplo si exceden el límite de velocidad, los identifican fácilmente y los sancionan.

La gente es muy familiar, respetan y valoran mucho los vínculos familiares y las amistades, muy similares a nosotros. La mayoría de las personas son muy amables y abiertas. Y se encuentran de todo tipo; blancos, mestizos, rubios, indígenas, de todo.

Se sienten muy orgullosos de sus orígenes y de toda su historia; me encanta que tienen una identidad cultural muy definida. Han sido súper buenas todas las conversaciones –que pueden ser eternas- sobre sus costumbres, sus orígenes, su historia.

Generalmente cuando me preguntan de dónde soy, y digo que de Medellín, la gente como que se emociona, siempre hablan de que es una ciudad hermosa, que tiene gente muy amable y mujeres muy lindas.
Me ha llamado mucho la atención, (no solo hablando con peruanos, sino con gente de Suramérica en general), que aunque hablamos el mismo idioma, en ocasiones parece que fuera un lenguaje totalmente diferente.

A veces hay frases enteras de las que entiendo muy poco. Es muy charro por que al principio, especialmente hablando con lucho, cada dos palabras tenía que preguntarle qué significaba alguna de ellas.

Además la mayoría de personas hablan muy rápido, entonces se me hacía muy difícil entender muchas cosas. Ya estoy más acostumbrada y creo que conozco casi todo lo que dicen. Al final, les dejo un pequeño glosario de jerga peruana, algunas palabras que me han llamado la atención y que son usadas todo el tiempo.

Hay otra particularidad que me llama mucho la atención, y es que generalmente no utilizan el pasado simple, sino participio; por ejemplo, no dicen “fui”, sino, “he ido”; no dicen “compré”, sino “he comprado”, “he comido”, “he visto” etc.  

A ellos parece gustarles mucho como hablamos los colombianos, toda la gente siempre me dice “hay, como habla de bueno”. No sé bien por qué, pero les encanta. Eso ha sido algo que he encontrado en general, y no solo con los peruanos, si no con gente de todas partes.

Glosario:

En colombiano - En peruano

Dormir – jatear
Novia - enamorada
Amigo – pata
Niño – chibolo
Camiseta – polo
Al toque – rápido, ya
Bacano – paja
Dólares – cocos
Tomar – chupar
Bobada - huevada
Hoy – hoy día
Señora – tía
Crispetas – canchita
Irse – quitarse
Chaqueta – casaca
Dañar – malograr