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viernes, 25 de febrero de 2011

Cusco




Jueves 3 de febrero – Lunes 14 de febrero



Llegué a Cusco el jueves a las 12 del día, con una sensación tan extraña. Me dio mucho pesar irme de Lima, estaba tan contenta allí. Y saber que llegaría a otro nuevo lugar, sin conocer a nadie, sin saber nada, es tan raro lo que se siente; como una emoción y una pequeña angustia al mismo tiempo.


Alguien en el hostal en Lima me había recomendado un hostal en Cusco (por cierto así empiezan la mayoría de las conversaciones con las personas que uno va conociendo; “Y de dónde sos”, “Y para dónde vas”, “Y dónde te quedaste”, “Y cómo hiciste el recorrido” etc.).


Entonces así todo el mundo va recolectando valiosa información para continuar su destino, y además creando nuevas amistades. Se intercambian también miles de correos electrónicos (de los cuales generalmente se usan solo unos cuantos), y se prometen también muchas visitas futuras.


El viaje a Cusco duró 22 horas, fue un viaje muy cómodo y tranquilo, dormí la mayor parte. Y como les he contado, he aprendido a disfrutar de los viajes en bus, se me han convertido en momentos de reflexión, de evaluación y de descanso. 


Llegué a la terminal y le dije a un taxista que me llevara al hostal que me habían recomendado; no lo conocía pero fuimos a buscar, definitivamente no lo encontramos, pero tenía otra opción que me había dado la misma persona, y allá llegué.


Ese sería mi hogar por los próximos 12 días (nunca me imaginé que fuera a ser tanto). Se llama hostal Arco Iris; pregunté por un dormitorio, valía 10 soles; eso era lo que necesitaba. Era un cuarto con dos camas y dos camarotes.


El hostal muy sencillo, administrado por una familia, Luz Marina, la dueña y mamá de 4 niñas, (Samanta de 19 años, Alejandra – 15, Morena – 6 y Mirca – 4 años). Todas las niñas ayudan a su mamá en el hostal, y fueron mis amigas durante todos esos días.


Samanta es una joven muy seria, asume la mayor responsabilidad en el hostal y en el cuidado de sus hermanas mayores; al principio no me parecía muy simpática, pero luego reflexioné y me di cuenta que no debía ser fácil para ella tan joven y tener tantas responsabilidades. Al final terminamos llevándonos muy bien.


Pero mis mejores amigas fueron Morena y Mirca, son unas niñas hermosas, creo que son el mayor atractivo del hostal. Jugamos, conversamos y disfrutamos mucho. Se sabían todas las canciones que se puedan imaginar, entonces cantábamos y bailábamos (yo intentaba!!!).




Apenas me instalé, Luz Marina comenzó a explicarme todo lo que podía hacer en la ciudad. Cusco es una ciudad netamente turística. De hecho la mayoría de los jóvenes estudian turismo, se dice que esa es la carrera del Cusco.

En las calles, por lo menos en la plaza de armas (plaza principal), y sus alrededores, creo que por ahí el 70 u 80 % de las personas son turistas. Es una ciudad tan hermosa, parece como de mentiras.


Entonces esa tarde decidí hacer mi primer tour y distraerme un poco. Hay un “boleto turístico”, que incluye como 16 lugares para visitar, entre museos, sitios arqueológicos, pueblos cercanos, etc.
Ese día hice el “city tour”, un recorrido dentro de la ciudad y los alrededores más cercanos. 



No les he contado todavía del frío taaaaan horrible que hace. Qué desespero!. Cada vez compruebo más que soy una persona totalmente de tierra caliente, puedo decir que “odio” el frío, me da mal genio, me aburre, me da como rabia. Creo que nunca me acostumbraré a él. Siento que es algo inhumano. Y para acabar de ajustar llovía todos los días, qué horror!.

Además la altura afecta muchísimo, son 3400 mets. de altura; y dar así sea un paso, cuesta mucho. Mucha gente se enferma cuando llega. La altura causa dolor de cabeza, problemas para respirar, problemas intestinales; el famoso "soroche", incluso hay unas pastillas con ese nombre que sirven para contrarrestar esos síntomas.

A mí los dos primeros días me dio dolorcito de cabeza, y mucha dificultad para respirar. Y aunque nunca pude acostumbrarme en realidad, por lo menos no tuve ningún sítnoma grave.

El hostal quedaba como a 2 cuadras arriba de la plaza (pero parecían por ahí 80), entonces siempre me demoraba como 2 horas para llegar y terminaba asfixiada.

Esa noche no pude dormir casi, con ese frío, y como con angustia por sentirme tan sola. Y en el cuarto no había mucho con quien hablar. Al día siguiente me fui a hacer otro tour al “Valle Sagrado”.


Es una cosa hermosísima, hay muchos ríos, pueblitos, y sitios con hallazgos incas. Ese fue de todo el día. En la noche llegué muy cansada. Y desesperada con ese frío. Pero encontré en el cuarto a dos personas súper especiales, que se convertirían en grandes protagonistas de mi estadía en Cusco.


Victoria y Cecilia, quienes ahora son mis amigas. Gracias a Dios que las encontré, ayudaron a que esos días fueran muy especiales.

Son dos uruguayas hermosas, felices, simpaticas, sencillas. Están haciendo el viaje de sur a norte. Entonces me dieron mucha información de lo que ya habían hecho por ej. En Bolivia o Argentina, y yo les conté de Perú y Ecuador.

No sé como pasó, pero tuvimos mucha confianza desde el primer momento, creo que somos muy parecidas. Hablamos de todo, desde las cosas más banales, simples y desagradables (que me gustan y disfruto tanto), hasta las cosas más profundas y trascendentales de la vida.

Las dos son “educadoras sociales”, nunca entendí muy bien de que se trataba la carrera, pero el caso es que hacen cosas muy parecidas a lo que yo hago, y tenemos intereses muy similares.

Nos reimos tanto, por cosas tan bobas; pero también reflexionamos sobre muchas otras. La noche que las conocí, ellas llegaban de Machu Picchu, estaban felices, y me contaron toda la experiencia. Pero yo esa noche me sentía súper mal, gracias a Dios me dieron una aromática y eso me ayudó mucho. Aunque esa noche tampoco pude dormir casi.

Al día siguiente las acompañé a un mercado que querían conocer, “el baratillo”. Háganse de cuenta la minorista o algo así, vendían de todo. Yo estaba desesperada, no se podía ni caminar, todo el mundo encima de uno. Y para acabar de ajustar empieza a llover (Tan raro!).

Vimos una cafetería en medio de todo eso, fue como un oasis. Entramos y era un lugar súper lindo. Nos tomamos un café, y mi primera torta de chocolate en Cusco, por que en todos esos días me comi por ahí 20, y es en serio.

Antes de encontrar la cafetería, yo tenía que orinar (como cosa rara), entonces encontramos “un baño” en medio del mercado. Era como un cuartico todo sucio y tenebroso con un hueco en el piso, entonces yo pregunté que donde quedaba el baño de mujeres; pues, que dónde estaba el sanitario, y me dijeron que eso era.

Y Cecilia y Victoria gozándome, por que ellas ya habían visto cosas así en Bolivia, y esta era mi primera vez. No tenía taaaantas ganas de orinar, entonces me aguanté.

Cocinamos juntas, bailamos, cantamos, y hasta cocimos. Victoria era la modista, se pasaba cortando la ropa o modificándola de alguna forma. Cuando ya no tenía nada más para arreglar decía “qué corto, qué corto???”. Tan charra!. Por cierto, siempre me remedaba cuando yo decía que algo era “muy charro”.


Es también profesora de baile, danza moderna y otros ritmos, entonces ya se imaginarán mi emoción. Hasta hicimos una miniclase y hablamos mucho de todo lo que el baile hace en la vida de las personas.

Cecilia, es una mujer súper interesante, como para hablar por horas y horas. Con mucha conciencia social y pasión por las cosas. Me enseñó un poco de la política uruguaya, muy interesante por cierto.

Y además me recomendó varias buenas películas para ver, pues organiza una especie de festival de cine. A propósito, un día teníamos muchas ganas de ver una peli, pero en Cusco no hay cine, pero descubrimos un lugarcito donde proyectan películas. 


Victoria y Cecilia me contagiaron con su energía, con sus sonrisas, con sus sueños. Y ya tengo otro destino para unas próximas vacaciones, Uruguay.

Ellas debían seguir su viaje, entonces hicimos un almuerzo de despedida. Y me dejaron un regalo súper bueno, una chaqueta muy calientica que me ha acompañado todos estos días, porque yo no traje algo caliente de verdad como para este frío. No se imaginan lo que ese regalo me ha ayudado.

Los últimos días en Cusco me encontré también con otras conocidas; ¿recuerdan a las niñas que conocí en el hostal en Lima, las que eran Au pair?. Nos comunicamos e hicimos algunas cosas juntas. Fue muy rico volverlas a ver.


Bueno, después de hacer muchos tours y conocer varias cosas en Cusco (imagínense después de tantos días); el objetivo principal era visitar Machu Picchu. Les tengo que confesar que no me emocionaba mucho la idea. Como que nunca he tenido mucha inclinación por hacer las cosas que todo el mundo hace, y hacerlas solo por eso.

Entonces no tenía muchas expectativas. Sin embargo esperaba que fuera algo especial y no quería ir sola, quería poder compartirlo con alguien. Además, en estos días ha llovido mucho, y ha habido muchos derrumbes, y la verdad es que eso también me daba un poco de susto.

Como les conté, uno siempre intercambia correos electrónicos y sigue en contacto con algunas personas, y con muchas se vuelve a encontrar en alguna parte del camino. Y eso pasó con Mic, lo conocí en Montañita.
Me escribió y me dijo que iba para Cusco, que si quería lo esperara. Entonces me pareció súper buena idea. Me había contado que estaba un poco enfermo, y cuando finalmente llegó a Cusco, creo que la altura lo acabó de enfermar y se puso peor.

Yo ya llevaba varios días allí, pero después de esperarlo, pues no iba a ir sola a Machu Picchu. Después de dos días en cusco él decidió que era mejor ir al médico porque no se estaba mejorando, a pesar que estaba tomando muchos medicamentos, y no me quería poner a mí a esperar más.

Afortunadamente tenía seguro, y hasta lo recogieron en el hostal en ambulancia. Fue tan charro, nunca me imaginé que iba a montar en una ambulancia en Cusco. De hecho creo que fue mi primer paseo en ambulancia.


Llegamos al hospital, y fui tan feliz, había calefacción, wifi, tv, de todo. Lo dejaron hospitalizado dos noches. Entonces obviamente me quedé acompañándolo, (pura conveniencia). Creo que fueron las dos noches más felices en Cusco.

No les he hablado de esto, pero es súper importante. Me siento tan afortunada de estar tan saludable, no he tenido nada raro. La mayoría de la gente que he conocido se ha enfermado de algo, pero a mí no me ha pasado nada afortunadamente.

Cosas normales como una ampolla, un dolorcito de cabeza, o lo de la altura los primeros días en Cusco, pero nada más. Dios sí sabe como hace las cosas. Solo un día de hospitalización costaría como 300 dólares, entonces imagínense.

Mi cuerpo es súper tezo, ha aprendido a acostumbrarse a muchas cosas. Por ejemplo, ya no me dan tantas ganas de orinar todo el tiempo, ni hambre tan seguido. Saben que generalmente como muy poquito pero muchas veces.

Mi estomago se ha manejado súper bien, he aprendido a comer todo lo que pueda cada vez que tengo la oportunidad, porque muchas veces no sé si podré comer rápido otra vez. Y creo que he comido de todo, y nada me ha hecho daño.

Aunque espero poder volver a mis antiguos hábitos apenas me estabilice, por que qué comedera. Con ese frío en cusco, eso era lo único que me provocaba hacer. Y además todo es tan rico, y relativamente tan barato, que es difícil aguantarse las ganas.

Finalmente Mic salió del hospital, y después de mucho averiguar, decidimos hacer “Machu Picchu by car”. Durante todos esos días en Cusco había tenido tiempo suficiente para ir a todas las agencias turísticas y averiguar las diferentes formas de ir. Además de ir recolectando mucha información con la gente que ya lo había hecho.

En la siguiente entrada les contaré todo lo de Machu Picchu. Por ahora les cuento que después de regresar, descansé el siguiente día, por que literalmente me dolía hasta el pelo, y el lunes en la noche salí para Puno, que es la frontera con Bolivia, y donde se encuentra una parte del lago Titicaca.

El viaje desde Cusco hasta Puno dura 7 horas, después de haber montado tanto en bus, esto ya no es nada. Viajé en la noche, y llegué a Puno como a las 6 de la mañana, me fui a conocer la plaza, y a las 9 am me fui a hacer un tour a “Las islas flotantes” en el Lago Titicaca.

Son unas islas artificiales que han construido los Uros, una comunidad indígena. Usan totora para construirlas, son 50 pequeñas islas. En cada una viven varias familias y tienen su propio presidente.
Visitamos algunas islas, y los indígenas muestran sus casas, la forma de construir la isla, sus formas de empleo, etc.


Había una niña hermosa, yo llevaba en el bolso unas uvas (Por cierto, las uvas en Cusco eran gigantes, deliciosas y súper baratas, entonces comí muchas). Le di a la niña unas uvas, y se puso tan feliz, fue un espectáculo en toda la isla, porque la niña (casi sin saber hablar) empezó a gritar “lero lero” y a mostrarle las uvas a todo el mundo, estaba feliz.


A las 2 pm salió el bus hacia Bolivia, recorrido que les contaré más adelante.

















jueves, 24 de febrero de 2011

Reporte

Hola hola. Les escribo solo un poquito para contarles que llegué a Buenos Aires anoche. No puedo creer ya estar acá. Con más tiempo les seguiré informando como va todo. Los quiero.

domingo, 20 de febrero de 2011

Un paréntesis...


Hoy quiero hablarles de algo muy especial, solo por “hablar”. El silencio.

Como se imaginan, durante todo este tiempo he tenido muchos momentos de reflexión y evaluación. Y el estar en silencio llama mucho mi atención, me gusta mucho y lo disfruto. He pensado mucho en el “hablar” y en el “callar”, en lo difícil pero práctico que es encontrar un equilibrio entre esos dos.

Algunos de ustedes sabrán que he tenido una búsqueda para darle prioridad a mis necesidades; para poder reconocerlas y manifestarlas; porque por mucho tiempo no fue así. No les di el valor que tenían (justamente porque eran mías) y simplemente las ponía a un lado dándole prioridad a las de los otros.

Creo que es algo innato en mi, y que seguramente no podré modificar del todo. Además me gusta tener un poco de eso, porque siempre trato de estar consciente del otro y darle su lugar.

Sin embargo, desde hace un tiempo me propuse cambiar un poco esa característica, sabía que eso me iba a hacer sentir más tranquila. Todavía ando en ese proceso. Ha habido algunos intentos fructíferos y otros fallidos. Algunas metidas de pata y otros momentos de alivio.

El viaje me ha servido en gran parte para eso, para poder expresar lo que siento asertivamente; para exponer mis inconformidades y no soportarlas, y así mismo seguir reconociendo y expresando las cosas que me satisfacen.

En una experiencia como estas, viajando sola; si yo no hablo, nadie habla por mí, si yo no me quejo, nadie se queja por mí, si no pregunto, si no agradezco, si no tomo decisiones, nadie lo hace por mí. Entonces imagínense el gran ejercicio que he tenido que hacer.

He tenido momentos de tanto silencio, de querer expresar cosas importantes y no tener a nadie ahí para hacerlo, y simplemente me toca “quedarme callada” o hablar conmigo misma, lo que resulta muy constructivo pero también algunas veces un poco angustiante.

Porque en ocasiones quisiera respuestas, que alguien me dijera qué hacer, que alguien me ayude a tomar decisiones. Sin embargo sé que eso me está construyendo en gran medida. 

Escribir me ha ayudado mucho. No sé si les he contado, pero siempre me encantó escribir, lo disfruto tanto, y siempre lo he hecho para mí. Pero esta ha sido una oportunidad perfecta para compartir, y encontrar en ustedes, una forma de “liberarme”.

Desde siempre he tenido el mejor canal de comunicación, mi mamá. Poder hablar con ella de todo, con todos los detalles, en cualquier momento, sin temor a juicios ni reproches; tener mi “otro yo”.

Y siempre sentir que para ella es tan importante cada pequeña cosa que me pase, y viceversa. Lo mismo sucede con mi hermana; mi regalito, mi angelito, mi aprendiz y maestra en tantos momentos (I love you sis.).

En estos días, mi mamá ha alcanzado una gran meta en su vida. Y no saben cuán orgullosa me siento de ella. Y aunque comparto todos sus logros y alegrías, me gustaría tanto tenerla cerca, abrazarla, demostrarle (aunque yo se que lo sabe) lo orgullosa que estoy, lo afortunada que me siento de ser su hija, de ser su amiga, su cómplice.

Me duele mucho saber que nos estamos cerca físicamente, pero quiero aprovechar este arrebato de trascendentalismo para recordarte mami, cuanto te amo. Cuanto te siento conmigo en todo momento. Vos lo sabés, porque también me sentís, como nadie. 


Gastronomía Peruana


Les había mencionado antes que me encantó la comida de Perú. Es de las más diversas del mundo. Es el país con mayor número de platos típicos. Y está catalogada como una de las mejores del mundo. 

Les voy a contar un poquito de algunas cosas que probé.

Papa a la Huancaina: Esto me encantó, es simplemente papa (porque además hay como mil variedades de papa acá), pero con una salsa deliciosa que tiene queso, galleta, leche, ajo, ají (que no falta en ninguna receta). Me recordó mucho a mi tía Chelito, porque ella le puso este nombre a todas las recetas que hace con papa. Ahora yo me comprometo a enseñarle a hacerla de verdad. Por cierto, mi tía cocina muy rico. 


Ají de Gallina: Tiene también queso, papa, ajo, ají, pan, y gallina obviamente.


Este fue un chuzo muy rico, pero hay otro que se llama Anticucho; es como un chuzo, pero la carne la marinan en algo especial. 

Causa: Me encantó. Es una masa deliciosa hecha con papa amarilla, ají, limón, aceite de oliva; rellena con pollo o carne, o lo que uno quiera.


Palta: El aguacate es súper común, lo hacen con todo. Esto es "Palta a la reina"; tiene pollo en trocitos, verduras y queso. 



Chicha morada: Es maíz morado en agua, con cáscara de piña, canela, clavos. No me gustó mucho la verdad, pero es de las bebidas más comunes; y al parecer tiene muchas propiedades medicinales.


Lo que más me gustó para tomar, y la disfruté hasta el último momento (casi al cruzar la frontera con Bolivia),  fue su gaseosa tradicional, Inka Cola. Qué peye la publicidad, pero de verdad me parece deliciosa. 

Hay cosas a las que no les tomé foto, pero les cuento un poquito.

El ceviche es una de las comidas principales. No me gusta mucho la comida de mar, pero lo probé (no dejé de probar nada) y me pareció muy, muy rico. Literalmente es pescado crudo que se va cocinando en frío en limón.
Se sienten super orgullosos de su ceviche, y de sus limones (al parecer son limones especiales).

Lomo saltado. Son trocitos de carne, con verduras y papas a la francesa; y todo esto lo mezclan. Muy, muy rico. (Dianis, me acordé cuando me invitaste a almorzar esto en tu casa).

Alpaca. Es un animalito parecido a la llama (da lana, y se hacen muchos textiles con ella), es una carne muy tierna y sin grasa. 

No puede faltar el pollo a la brasa, también muy representativo. Otros platos son; Juane, tacacho con cecina, tiradito, entre otros. 

El Pisco es el licor tradicional del país. El pisco sour lo hacen con pisco, clara de huevo, limón, jarabe de goma (es algo dulcecito). Es un coctel muy rico. 

No puedo dejar de mencionar las frutas. Tienen muchísimas que nunca había visto. Aunque igual las de nosotros son muy ricas. 

Bueno, voy a dejar acá. Espero que se antojen de algo. 

lunes, 14 de febrero de 2011

Generalidades Perú...




Hola hola, perdón por estar tan perdida, he tenido muchas ganas de escribir, pero por unos días tuve problemas para entrar a internet. Estaba súper preocupada por que pensé que el computador tenía algún problema grave, pero afortunadamente ya lo solucioné; lo llevé a que me lo revisaran, y era solamente un problema de configuración.

En este momento estoy en Cusco, llevo varios días aquí, ayer fui a Machu Picchu, ese será un capítulo especial. Esta noche salgo para Puno, una ciudad fronteriza con Bolivia.

Por ahora entonces les voy a hablar un poquito acerca de ciertas sensaciones y apreciaciones que me llevo de este país.

Les cuento que Perú, por lo menos lo que alcancé a conocer me gustó mucho, pude darme cuenta que no era lo que yo esperaba para nada. Me llevo muy buenos recuerdos, experiencias y amigos que espero poder volver a ver.

Es un país inmenso, con gente muy linda y amable, con una variedad grandísima de tierra, climas, vegetación. Además, con una gastronomía deliciosa (de eso les hablaré un poco más adelante).

Me encantan los paisajes, he disfrutado mucho los viajes en bus, porque me entretiene mucho estar viendo cosas tan diferentes a las que estoy acostumbrada.


Les había mencionado antes que me he sentido muy ignorante algunas veces, por que tenía unas ideas preconcebidas de muchas cosas; pensaba por ejemplo que aquí me iba a encontrar a todos los personajes de “Laura en America”, o a la “Chola Chabuca” o a “Wendy Sulca”.

Y aunque evidentemente eso también hace parte del país, no es lo esencial; de hecho, muchísimas personas ni siquiera tienen contacto con todo eso.

Especialmente en Lima hay mucho desarrollo, muy buenas universidades, construcciones muy modernas, muchas fuentes de empleo. Le llaman la Ciudad gris, y de hecho, hasta en días muy soleados ese es el color que tiene. No pude saber muy bien, si es por la contaminación, o simplemente la ubicación. Pero no la sentí contaminada.


No puedo explicarles bien por qué, pero me gustó tanto esta ciudad; probablemente ayudó mucho a esta sensación, el hecho de tener el mar tan cerca. Que sea una capital, con tanto desarrollo, tanta diversidad, tantas cosas para hacer, y que tenga mar, para mi fue perfecto.

El sistema de transporte tiene algunas falencias; hay muchísimos carros y no hay pico y placa, entonces hay mucha congestion especialmente en horas pico. Toda la gente pita todo el tiempo, los carros se atraviesan y no hay mucho respeto por el peatón.


Los taxis no tienen taxímetro, y eso puede ser un problema a veces, pero toda la gente tiene la costumbre de preguntar la tarifa siempre antes de montarse, y regatear. Y en general es barato (más que en Colombia) y seguro coger taxis.

No hay buses sino buseticas dentro de la ciudad, se llaman combis. Nunca cogí una, pero es un buen medio de transporte, además muy barato. Y tienen también el “metropolitano” que les conté.
Los buses que van por todo el país, generalmente son de dos pisos, tienen asientos “cama” y “semi cama”. En los trayectos más largos, siempre hay una “azafata”, y dan la alimentación.

El desplazamiento es muy controlado por que todos los buses tienen como un sistema de monitoreo instalado, y por ejemplo si exceden el límite de velocidad, los identifican fácilmente y los sancionan.

La gente es muy familiar, respetan y valoran mucho los vínculos familiares y las amistades, muy similares a nosotros. La mayoría de las personas son muy amables y abiertas. Y se encuentran de todo tipo; blancos, mestizos, rubios, indígenas, de todo.

Se sienten muy orgullosos de sus orígenes y de toda su historia; me encanta que tienen una identidad cultural muy definida. Han sido súper buenas todas las conversaciones –que pueden ser eternas- sobre sus costumbres, sus orígenes, su historia.

Generalmente cuando me preguntan de dónde soy, y digo que de Medellín, la gente como que se emociona, siempre hablan de que es una ciudad hermosa, que tiene gente muy amable y mujeres muy lindas.
Me ha llamado mucho la atención, (no solo hablando con peruanos, sino con gente de Suramérica en general), que aunque hablamos el mismo idioma, en ocasiones parece que fuera un lenguaje totalmente diferente.

A veces hay frases enteras de las que entiendo muy poco. Es muy charro por que al principio, especialmente hablando con lucho, cada dos palabras tenía que preguntarle qué significaba alguna de ellas.

Además la mayoría de personas hablan muy rápido, entonces se me hacía muy difícil entender muchas cosas. Ya estoy más acostumbrada y creo que conozco casi todo lo que dicen. Al final, les dejo un pequeño glosario de jerga peruana, algunas palabras que me han llamado la atención y que son usadas todo el tiempo.

Hay otra particularidad que me llama mucho la atención, y es que generalmente no utilizan el pasado simple, sino participio; por ejemplo, no dicen “fui”, sino, “he ido”; no dicen “compré”, sino “he comprado”, “he comido”, “he visto” etc.  

A ellos parece gustarles mucho como hablamos los colombianos, toda la gente siempre me dice “hay, como habla de bueno”. No sé bien por qué, pero les encanta. Eso ha sido algo que he encontrado en general, y no solo con los peruanos, si no con gente de todas partes.

Glosario:

En colombiano - En peruano

Dormir – jatear
Novia - enamorada
Amigo – pata
Niño – chibolo
Camiseta – polo
Al toque – rápido, ya
Bacano – paja
Dólares – cocos
Tomar – chupar
Bobada - huevada
Hoy – hoy día
Señora – tía
Crispetas – canchita
Irse – quitarse
Chaqueta – casaca
Dañar – malograr



sábado, 5 de febrero de 2011

Lima

28 de enero -2 de febrero


Como les conté, debía coger un bus que se demoraba 30 horas en llegar a Lima, salí de Tarapoto el jueves a la 1:30 pm, era un bus cómodo, e incluía hasta la comida; pero obviamente no falta una que otra cosa rara.
Vi como 30 películas, algunas buenas, otras horribles; escuché música (me ha servido mucho especialmente para los buses, un mini mp3 que me compré antes de venirme), dormí por ratos, fui al baño como 80 veces (como siempre).
La silla tenía un problema, cada vez que la reclinaba, se iba devolviendo sola, qué rabia!, entonces yo era ahí haciendo fuerza, hasta que me logré acostumbrar, y luego cambié un rato con la muchacha del lado.
Sin embrago, disfruté mucho de los paisajes, la mayor parte del camino es puro desierto, montañas y montañas de arena por todas partes, y después empecé a ver el mar, el océano pacifico en todo su esplendor.
La carretera es muy buena, se llama Panamericana, y atraviesa todo el país, de hecho creo que varios países. Fue entonces una vista muy agradable.
Esta vez tampoco faltó el que vomitara todo el camino (literalmente). Pero bueno, finalmente llegué a Lima a las 7:30 pm. Fue a recogerme un amigo de Lucho, porque él todavía estaba trabajando.
Este amigo se llama Javier  Prado (que por cierto es el nombre de una avenida principal en Lima). Me fui con él para un centro comercial, comimos, me acompañó a loliar un ratico (no sé cómo después de esas 30 horas de viaje, llegué con energía. Pero siempre pienso que tengo que aprovechar cada momento del viaje, y de alguna parte saco energía), y luego nos fuimos para la casa de él.
Llegó Lucho con otro amigo, y ahí mismo nos fuimos para la playa. Eso es lo primero que me impacta de esta ciudad, no puedo creer que sean tan de buenas de tener el mar taaaan cerquita. Qué envidia!!!

Llegamos a la playa como a la media hora, era una casa que alquilan unos amigos de Lucho durante las vacaciones. Esa noche conversamos, nos reímos mucho, escuché sus historias de cuando estaban en la universidad, etc.
Conocí varias personas más, entre esas a Pablo, otro amigo súper querido, tan gracioso. De esos que hacen representaciones cuando cuentan algo y que da risa solo mirarlo.
Me fui a dormir, y al otro día nos fuimos para el mar, que estaba como a una cuadra. Me broncié un ratico, compré un pareo que hacía días estaba antojada, y empecé a ver un montón de gente tan bonita por todos lados.
Les cuento que por primera vez en la vida sentí miedo en el mar; me metí sola mientras Lucho y los amigos se quedaron en la playa, ocupados viendo el panorama. Ese mar estaba taaaaaan fuerte, pero no parecía. Me metí unos cuantos pasos, y el mar me empezó a empelotar, yo no sabía si sostenerme arriba, o abajo, o si respirar, o si intentar salir, era tan horrible.
Me dio como 20 vueltas, y cuando lograba recuperarme, volvía y me daba más vueltas. Intentaba salir, y las olas me devolvían, no no no, tan horrible.
Estaba muy cerquita de la orilla, y por eso no me asusté mucho, pero creo que así es que la gente se ahoga, por que empieza a cansarse hasta que ya no aguanta más, finalmente logré salir, súper revolcada, y cuando llegué donde estaban todos, súper agitada, ninguno se había dado ni cuenta de lo que me había pasado, obviamente todos muy ocupados divisando “otras cosas”.
Almorzamos, descansamos por la tarde, y en la noche salimos a bailar, no se imaginan, eso parecía una pasarela.
Cuando Lucho me dijo que íbamos para la playa, nunca me imaginé que iba a ver todo eso, no estaba preparada. Yo estaba casi de pijama (como siempre), pero de verdad, qué montón de gente tan linda.
Al día siguiente no hicimos mucho, nos fuimos en la tarde para Lima, y me dejaron en el hostal. Llegué a un hostal que me había recomendado Juanito (se acuerdan de él?, con el que me fui para Máncora).
El hostal se llama Kokopelli, no se imaginan qué cosa tan buena, escogí un dormitorio para 8 personas, primero porque es más barato (30 soles), y segundo, porque así es más fácil conocer gente.

El hostal súper lindo, limpio, organizado, unas camas súper buenas, sala de tv como con 1000 películas, wifi, cocina, desayuno incluido, bar, mejor dicho, me provocaba como quedarme viviendo ahí.
Además todos los empleados súper queridos y el ambiente muy rico. Apenas entré al cuarto, conocí a Clara, argentina (qué montón de argentinos y chilenos por todas partes).
Esa noche salí con ella y un amigo de suyo peruano a conocer por ahí cerca. Fuimos al malecón, parte de la playa que quedaba como a 5 minutos caminando desde el hostal. Es un área muy bonita, se llama Miraflores.
Luego adivinen a donde fuimos. Se les hace familiar esto???

Pues sí, mi postre favorito en Creps and Waffles, qué emoción, cómo me encuentro esto por acá??? Aunque no estaba tan rico como en Colombia, y además era más caro, pero de todas formas, fui tan feliz.
En el cuarto había otras tres niñas, una era de Irlanda, la otra de Italia, y la otra alemana; se habían conocido siendo aupairs en Francia, entonces era tan gracioso, esa mezcla de nacionalidades y de idiomas.
Al día siguiente me fui con ellas a conocer el centro de Lima, y un barrio que se llama El Callao, que siempre me había llamado la atención por la canción de Juan Luis Guerra que me gusta tanto “Woman del Callao”.
Nos acompañó para guiarnos un muchacho de Couch Surfing, Víctor, súper querido, sacar de su tiempo para mostrarnos estos lugares y servirnos de guía.
Nos fuimos en “Metropolitano”, es como una especie de transmilenio, pero más bonito y organizado, es muy nuevo (6 meses). Aunque, no tiene nada que envidiarle al metro.

El centro es muy lindo, al parecer, muy similar a construcciones europeas. Allí está la alcaldía, la casa del presidente, monumentos y cosas así.

El Callao es un puerto, al parecer hay partes no muy seguras allí, pero a mí me pareció muy lindo. La playa muy bonita, con piedras, agua helada; allá no nos metimos, solo los pies. 

Llegué al hostal, y me fui con Clara a mirar cositas, regalos para ella llevarle a la familia porque esa noche se iba. Y como llevaba muchas cosas, me dejó el shampoo, el bloqueador, la crema dental, crema para peinar; súper de buenas, justo cuando ya se me está acabando todo.
El último día me sentía muy triste de irme, después de haber hecho tantas cosas y sentirme tan acompañada. Mi próximo destino es Cusco, para ir a Machu Picchu.
Compré el tiquete para el miércoles a las 2 pm. En la mañana me llamó Pablo para invitarme a almorzar, y como a los 5 minutos me llamó María Eugenia, se acuerdan???? La super amiga que conocí en Montañita.
Había llegado a Lima después de terminar su viaje por toda la costa ecuatoriana, porque de allí salía su avión para Lima esa noche. Entonces fui tan feliz de escucharla, nos encontramos y nos fuimos a almorzar con Pablo. Y luego me acompañaron a la terminal, tan lindos.

Hasta ahora tengo un montón de impresiones y sensaciones sobre este país, cuando me vaya, les contaré algunas generalidades; por ahora les puedo decir que he estado feliz.