Pues…, arranqué. Qué susto, qué emoción, qué felicidad, qué tristeza; qué montón de emociones juntas, tan diferentes, tan inexplicables. La ilusión de comenzar una nueva etapa, de conocer lugares, personas, situaciones nunca pensadas; y al mismo tiempo la nostalgia de dejar lo conocido, lo familiar, lo cómodo.
Después de mucho correr, de inspeccionar mi pieza mil veces para ver qué dejaba, de mirar, botar y romper papeles, de hacer vueltas con el carro (todo lo que me demoré para venderlo, y lo vendo justo el día que me venía). En fin, después de tantos preparativos me acompañaron a la terminal mi mamá, mi hermanita, mi tía Chelo y Robinson. No pensé que fuera a llorar, pero antes de salir de la casa, lloré un poquito con mi hermanita. Luego fui a donde mi papá a darle un último abrazo, rapidito para no llorar más. Recogimos a mi mamá en el trabajo, y ahí sí para la terminal.
Qué pereza las despedidas, por eso no quería que me acompañara mucha gente, sabía lo que me esperaba. Me sentía tranquila, pero quería que ese bus arrancara rápido para no prolongar esa sensación de no quererse desprender.
Mi mamá se montó al bus antes que yo porque quería mirar quién era mi compañero de viaje, quien pasaría conmigo las siguientes 20 horas aproximadamente. Y le preguntó: “¿Usted también viaja sola?”, y entonces la persona respondió: “No, solo”.
Mi mamá se bajó del bus con esa risita de cuando hace algo “charro”, consciente de su imprudencia. Me provocaba cogerla a picos; esa es ella, tan auténtica, tan ella.
Y con ese acercamiento de mi mamá, comenzaría mi recorrido al lado de Joan, mi primer compañero de viaje de los muchos trayectos que me esperan de ahora en adelante. Me hubiera gustado tomarle una foto para que comprendieran la pregunta de mi mamá. Es un joven que vive en Medellín, de familia ecuatoriana, venía para Ecuador a visitar a su abuela.
Al principio era muy callado, un poco tímido; pero después me fue contando más de él, y explicándome como era que debía hacer los trámites en la frontera y todo eso.
El viaje fue muy tranquilo, el bus arrancó a las 5:15 pm, y ahí mismo pusieron una película, entonces me entretuve y no tuve tiempo para pensar en lo que dejaba, no quería hacerlo, porque creo que me hubiera bajado del bus. Durante la primera hora del trayecto me sentí un poco mareada e incómoda, pero me fui sintiendo mejor. Quería estar muy alerta, porque de todas formas tenía al lado a un desconocido, y ya he tenido algunas malas experiencias en el pasado.
A las 10 pm el bus hizo su primera parada en Santa Rosa de Cabal, me comí tres empanadas y una malta. Tenía hambre, pero quería algo suave, y sopa de pescado, chorizo, pierna de gallina, y demás cosas fritas que había en el lugar, lo más “suave” eran las empanadas. Me hubiera encantado encontrar una frutica, pero pues ni modo. Tenía mucho mecato en mi bolso, pero ni una sola fruta. (De ahora en adelante voy a tratar de siempre encontrar una fruta para llevar). Ahí me tomé un mareol, que hizo muy bien su trabajo, porque dormí toda la noche, traté de mantener un “ojo abierto” mientras dormía, y estar pendiente de lo que pasaba a mi alrededor, pero creo que tengo que perfeccionar esa técnica, porque dormí profundamente y no me di cuenta de mucho.
Aunque a veces al cambiar de posición me cercioraba de que mi compañero estuviera quietecito en su puesto y así fue siempre.
A las 8 am el bus hizo su segunda parada en un lugar llamado Tablón, ya estábamos en Nariño. Bajé a desayunar, comí un pan y un café con leche. Se me había descargado el celular, porque después de haber hablado muchas veces con mi mamá y mi hermanita, no tuve la precaución de apagarlo durante la noche. Entonces me vendieron un minuto a celular para poder reportarme.
Seguimos el camino y llegamos a Ipiales a las 12 del día. De la terminal de Ipiales hasta la frontera cogimos un taxi, creo que fueron 2 mil pesos. En la frontera debía primero registrar mi salida de Colombia en la oficina del DAS y luego pasar a la parte ecuatoriana. Joan no tenía que entrar al DAS por que también tiene cédula ecuatoriana, entonces me dijo que me esperaba más adelante para que nos fuéramos juntos hasta Tulcán.
En el DAS todo estuvo bien, me pidieron el pasado judicial apostillado y el pasaporte. Después se camina un poco y se llega a inmigración ecuatoriana; me pidieron los papeles y me sellaron el pasaporte con un permiso por 3 meses.
Cogimos un taxi hasta Tulcán que costó 2 mil pesos por persona, o un dólar. Allí se quedó mi compañero Joan, pues iba a quedarse visitando a algunas tías. Me dio su teléfono por si quería ir a Otavalo a la casa de su abuela uno de estos días, pues ahí es donde él va a estar. No creo que vaya, sin embargo lo llamaré a saludarlo y agradecerle por su ayuda y compañía.
En la terminal de Tulcán llamé a Juan Camilo, un amigo que vive y trabaja aquí en Quito. Habíamos quedado que me recogía en la terminal, sin embargo, cuando le dije el día y la hora en que salía de Medellín, me dijo que no creía que llegara tan rápido a Quito, que él tenía un viaje del trabajo, pero que trataría de estar acá para cuando yo llegara.
Y pues como el viaje fue tan rápido y sin ningún contratiempo, apenas llegué y lo llamé me dijo que estaba todavía de viaje y que regresaba mañana, que qué pena. Pero bueno, ya que se iba a ser. Disfruté mi viaje de 4 horas y media desde Tulcán hasta Quito, costó 4.5 dólares.
En realidad este trayecto ya no lo disfruté mucho que digamos, ya me sentía muy cansada, además este bus no era tan cómodo como el que me trajo de Colombia, y había hasta un perro en el bus, no faltó tampoco quien vomitara, y yo tratando de hacerme la sorda para no escuchar nada. Pero por lo menos traté de estar relajada y pensaba que al llegar a Quito decidiría qué hacer.
Como siempre hay que tener un plan B, había hecho algunos contactos en (Couch Sourfing, para quienes no la conocen, es una página que utilizan muchos viajeros para intercambiar hospedaje). Varias personas me ofrecieron hospedaje, pero en ese momento, ya tan cansada y con ganas de no seguir cargando esa maleta, pregunté por el hostal más cercano, y había uno al frente de la terminal, entonces allí llegué.
Es un cuarto sencillo, con una cama doble, televisor, y baño privado. Me cobraron 15 dólares, espero no tener que seguir pagando todo eso muchas veces durante el viaje. Porque en este momento cualquier peso, bueno, aquí cualquier centavo de dólar cuenta. Me instalé y ahí mismo fui a buscar una sala de internet. Había una a una cuadra del hostal, entonces pude reportarme.
Ya tenía mucha hambre, pero no vi ningún restaurante por ahí, solo algunas tienditas, entonces me compré un bon yurt. Si quiera encontré algo familiar. Aunque no sabía igual, pero bueno.
Hace mucho frío pero tampoco es insoportable. Me siento muy sola, es una sensación muy maluca porque me obliga a cuestionarme las razones para estar acá, y me hace pensar bobadas; pero definitivamente tengo que mantener una buena actitud siempre frente a todo.
Puede que sea un consuelo que yo misma me he inventado, pero siempre pienso que a mí siempre todo me sale bien, y cuando algo no sale tan bien, siempre mejora, jeje. Entonces eso esperaré siempre.
Te admiro hermana, para todo.
ResponderEliminarsos una berraca, te amo♥
You look wonderful darling! I know you will love every second of your trip. this is a once in a lifetime experience! You will make so many new friends, and see so much. I will think of you often!
ResponderEliminarTe quiero! besitos
NENA TE DESEO LO MEJOR EN ESTA NUEVA ETAPA QUE INICIAS SE QUE TE VA A IR MUY BIEN Y VAS A LOGRAR MUCHAS COSAS A PESAR DE LAS DIFICULTADES QUE SE TE PUEDAN PRESENTAR, SOS UNA TESA Y ME PARECE LO MAXIMO QUE HALLAS TOMADO ESTA DESICION; TE MANDO UN ABRAZOTOTOTOTOTOTOTE........
ResponderEliminarjjajajjajajajja....
ResponderEliminarhermosa....
genial lo del ultimo parrafo... piensa asi siempre.. esa es la actitud...
mua
albert
Ana me alegra mucho saber que llegaste bien, y conocer cada detalle de tu viaje.
ResponderEliminarUn abrazo
Any mucho animo, aca te mandamos toda la energia del mundo!!!
ResponderEliminarUn besito y un abrazo de isaac ...
Mi amiga hermosa que orgullosa me siento, estoy feliz por ti, recuerda que siempre que vamos en camino de lograr nuestras metas se presentarán obstáculos pero tú sabrás como sobrepasarlos. Para mí eres una triunfadora!!!
ResponderEliminarSeguiré atenta a tus relatos de viaje, me encantó esta primera parte, así que escribe pronto.
Te quiero muchisisisimo y te mando un abrazo gigante lleno de buena energía y fortaleza para que continúes con tu sueño...
Feliz inicio de viaje...muaaa
Amiga el comentario anterior es mio, aunque tú lo sabes pero bueno ya creé un perfil para poder estar en contacto..te quiero....
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